Emprendimiento
Leí o escuché que en Latinoamérica los jóvenes que estudian lo hacen esperanzados en conseguir posteriormente un trabajo, contrario a Estados Unidos donde los jóvenes procuran prepararse para emprender proyectos propios que no dependan de nadie más que de sus ideas, capacidad y persistencia.
Esto significa que en estos lares son muy pocos los que excepcionalmente se atreven a volar con alas propias, lo cual les hace merecedores de todo tipo de apoyo y estímulo por su osadía.
No obstante, según algunas estadísticas y denuncias publicadas, el tratamiento oficial que reciben no es el más halagador.
Se ha dicho que el estado se constituye en el principal rival de sus iniciativas y por esa razón su existencia no supera los dos o tres años, ya que el costo de la energía eléctrica, las exigencias impositivas y demás cargas terminan asfixiándolos.
Se dice que un 75% de esos emprendimientos fracasan y todo porque el tratamiento que reciben es idéntico al de una empresa con experiencia y estabilidad económica y eso es injusto..
El estado debería establecer condiciones especiales para ellos. Condiciones que les hagan más llevaderos sus inicios en lo económico y en lo organizacional.
Porque para tener éxito no basta la voluntad, los sueños, la perseverancia, también cuenta esa facilidad que le allane el camino y le derribe los obstáculos, empezando por el económico.
Cada vez que un joven fracasa en un emprendimiento se va a la ruina porque lo arriesga todo, él y muchas veces hasta su familia. El muchacho que pone todo su empeño en un proyecto y en el desarrollo del mismo y solo cuenta con obstáculos, termina frustrado y decepcionado.
Este capítulo amerita de una revisión y de algún tipo de mecenazgo oficial que sirva de aliciente para los que se atreven.