Lágrimas de lluvia
24 fallecidos, 17, 855 personas movilizadas con 879 en albergues, más de 3,500 viviendas afectadas y daños incalculables a la agricultura, es el recuento preliminar de los efectos de las lluvias que el pasado sábado produjeron inundaciones, deslizamientos y derrumbes en el país.
A la macabra contabilidad hay que agregar decenas de vehículos ahogados y colisionados así como averías millonarias en estructuras viales donde 8 carreteras, 5 puentes y un paso a desnivel fueron afectados por un fenómeno que, con 435 milímetros de lluvia, superó el récord de precipitaciones en el país.
Una tragedia de proporciones dantescas con una serie de lecturas que obligarán a redefinir las acciones y los protocolos ante los eventos atmosféricos que ya poseen características peligrosamente atípicas, independientemente a su categoría.
Y es que aunque el país se preparó para una tanda de lluvias, lo que recibió fue más fuerte que muchos de los ciclones y tormentas que hemos tenido, superando el plan diseñado por las autoridades y el Gran Santo Domingo, inundado como hace un año, fue el terrible botón de muestra con más de una decena de muertos.
Vale destacar que en medio del caos, la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) mantuvo en funcionamiento el Metro extendiendo su horario hasta la media noche para que los miles de pasajeros varados pudieran movilizarse.
Queda ahora aunar esfuerzos para la recuperación y asumir que, como decía el editorial del LISTIN ayer, al país hay que actualizarlo en materia pluvial; en supervisión constante de infraestructuras y dotarlo de mayor capacidad de respuesta para estas eventualidades climáticas…que lamentablemente van a seguir.