La información y las relaciones de poder

El primer cuarto del siglo XXl, mantiene al mundo sobre la cresta de una de las revoluciones más importantes que han conmovido la humanidad; la referida es sin duda la revolución de las ciencias digitales que, ha transformado dramáticamente la vida de los seres humanos.

En las dos últimas décadas del siglo pasado, en los países desarrollados, la vida de sus ciudadanos comenzaba el día, casi de manera general con un café y “newspapers” en las manos, como diría un amigo anglo parlante; hoy esto ha cambiado, ahora continuamos con el café, pero para informarnos, abrimos el celular o la computadora de mano.

Las imágenes de las personas en los trenes, leyendo los periódicos de camino a sus lugares de trabajo, han quedado relegadas a las viejas cintas cinematográficas; ahora, mientras el tren o el autobús se desplaza, casi todos usan el celular de una forma o de otra, o conversan, o leen informaciones.

Pero no son sólo los hábitos de las personas, la digitalización se puede decir, lo ha modificado todo; con su avance hemos tenido grandes pasos de adelanto en la ciencia médica, el comercio, el consumo, la enseñanza y con ésta, el aprendizaje; la seguridad, los métodos financieros y bancarios, los mecanismos de convivencia en paz, y también, por qué no decirlo, mejores y más efectivos métodos para destruirnos unos a otros.

Así las cosas, las instancias de poder, cualesquiera que sean, han tenido que modificar las vías de influencia de su liderazgo sobre las comunidades humanas. Ahora el bombardeo de juicios, elucubraciones e informaciones, es una vorágine con la que tiene que lidiar el ciudadano común.

Las personas están obligadas a desbrozar lo razonable, de lo interesado, las verdades, de las medias verdades; las informaciones verídicas, de las noticias falsas o populares “fake news”; en épocas anteriores, ningún medio escrito sacaba una noticia falsa, sin pagar las consecuencias.

Hoy en día, quienes yerran con premeditación, no suelen recoger sus palabras, éstas van al aire, y si manchan a alguien, lo usual es debatirlo y escurrir el bulto, hasta que otra especie o suceso con más nivel de escándalo reemplace la que está en el ambiente.

Hemos perdido la capacidad de asombro; los medios informativos serios, han tenido que afinar su destreza para discriminar lo falaz e interesado, de lo objetivo y controversial; y en estas circunstancias, notamos que quienes más interesados están en deformar las realidades son las instancias políticas de poder o gobernantes de turno en cualquier parte del mundo.

La verdad insoslayable es que, quienes conducen el poder, necesitan acomodar la verdad y justificar las realidades imperantes, para crear una percepción favorable que permita un ambiente que justifique la continuidad del mismo poder.

Y es así que, en campañas políticas electorales o en las guerras declaradas o no declaradas, vemos como, la primera víctima en caer es la verdad sobre los hechos.

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