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El insomnio y la culpa

La definición más sencilla de insomnio es “la incapacidad de conciliar el sueño de manera adecuada”. Lo de adecuada es porque para que el sueño sea normal debe alcanzar cuatro fases, la misma cantidad para los hombres llegar a la eyaculación y las féminas al orgasmo, aunque existe el tremendo "problema" de que un elevado porcentaje de hombres se comportan como si fuesen autos deportivos Ferrari y por eso pasan con pasmosa e increíble rapidez de la etapa una a la cuatro, dejando a las féminas frustradas.

En el proceso del sueño no existe lo que acabamos de describir, o sea, aunque también son cuatro fases, no se puede llegar a la última de sueño profundo (sueño REM), a menos que todo marche correctamente. Por eso suele ocurrir que muchas personas solo logran llegar a la fase 2, con el inconveniente de que, al ser un sueño ligero, cualquier ruidito, por leve que sea, despierta al durmiente, y aunque logre conciliar nuevamente el sueño, será de mala calidad.

Al lograr tan solo un sueño ligero, la persona no se levantará sintiéndose renovada y llena de energía, sino que sentirá su cuerpo cansado -aunque sea joven- su mente no tendrá la concentración y agilidad necesarias para enfrentar los retos de la vida cotidiana e incluso muchos se sentirán irritables y con hiperestesia (cualquier ruido lo sienten magnificado y les molesta, como una bocina de un auto y muchos más).

Una de las causas del insomnio es el sentimiento de culpa, aunque en la mayoría de las ocasiones las personas no están conscientes de que se sienten culpables de algo.

En su libro titulado “La culpa” el eminente psiquiatra español Carlos Castilla del Pino plantea que "Uno de los efectos más habituales de la preocupación es el insomnio. El insomnio tiene su sentido, al que hay que atender antes de administrar una simple droga que lo subsane. Constatar el insomnio y prescribir un somnífero, haciendo el diagnóstico de equivalente funcional de una neurosis, constituye un ejemplo de la forma frívola de la praxis médica, cuando no una manera más o menos intencionada de eludir nuestra co-implicación en el problema ".

Esa conducta médica de no profundizar en las causas del insomnio, suele llevar al camino más fácil, indicar un somnífero. Pero como las causas del insomnio no cambian, entonces esa persona seguirá mal, porque con los fármacos podría conseguir un sueño ligero (fase 2), pero solo será curada (no aliviada), si se le enseña (en no más de tres sesiones) a fortalecer su personalidad, para que así pueda enfrentar con coraje, valentía y determinación las causas verdaderas del insomnio.

Porque las personas siempre van a racionalizar (en psicología son las falsas razones que da una persona para justificar un comportamiento), pero es deber del psiquiatra o del psicólogo descubrir lo real y actuar en consecuencia.

Sobre el tema, el doctor Andrés Barrera Medina, adscrito a la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Autónoma de México (UNAM), asegura que las Benzodiacepinas, que son las más usadas para tratar el insomnio, suelen ser contraproducentes, porque tras un mes de uso causan una alteración del sueño y producen un incremento en la fase de sueño superficial (ligero) y, por lo tanto, ocasionan muchos despertares. Además, pueden generar problemas de tolerancia y adicción. Y agrega que su uso en personas mayores de 60 años puede provocar caídas.

Eso de la tolerancia es el efecto cada vez menor de una dosis de droga –sean legales o ilegales- para producir el efecto "beneficioso" que se lograba antes.

Entonces podría parecer incomprensible que poderosos y millonarios en el mundo estén imponiendo la legalización de la marihuana, porque ellos conocen muy bien el proceso de la tolerancia y saben perfectamente que la marihuana tan solo sería la "puerta de entrada" a otras drogas más fuertes. Y expusimos que podría parecer incomprensible, pero no lo es, porque resulta sumamente claro que existe un plan “diabólico" de esos poderosos para "adormecer" los pueblos y que estos acepten de manera dócil, prácticamente todas las extravagancias que a ellos se les ocurran, incluidas leyes.

Al lograr tan solo un sueño ligero, la persona no se levantará sintiéndose renovada y llena de energía.

Al lograr tan solo un sueño ligero, la persona no se levantará sintiéndose renovada y llena de energía.ARCHIVO

El insomnio no respeta que la persona sea de una clase social elevada y con mucho dinero.

El gran escritor William Shakespeare toma ese concepto y nos lo dice de manera magistral como queja por medio del Rey Enrique 1V, segunda parte, acto tercero, escena 1: "¡Cuántos millares de mis pobres súbditos sueñan a esta hora! ¡Oh sueño, gentil sueño, dulce reparador de la Naturaleza! ¿Cómo es posible que te hayas ahuyentado, para que no quieras venir a posarte sobre mis párpados y sumir en el olvido mis pensamientos?”.

Respecto a esa interrogante del Rey Enrique 1V, respondemos que las personas humildes (no como concepto económico, sino como personalidad y conducta) recibimos como regalo de YHAVÉ, el sueño reparador de los afanes de nuestra vida cotidiana. Y, decimos reparador, porque ya sabemos que usted puede dormir la noche entera (por medio de somníferos), pero ser un sueño de mala calidad y al levantarse sentirse “molido” en lugar de hacerlo con sus energías renovadas.

Cuando confiamos plenamente en YHAVÉ, nuestro lecho para dormir puede ser el más inverosímil, y aún siendo así logramos conciliar el sueño. Eso le ocurrió a Jacob, veamos: "Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera y se acostó en aquel lugar". (Génesis 28:11).

En la actualidad, muchas personas se frustran por motivos sencillos que suelen generar disgustos, y esos disgustos les producen insomnio, y en lugar de enfrentar su frustración deciden ir al médico para ser medicados.

Kurt Scheneider, considerado el padre de la psiquiatría alemana, en su libro Patopsicologia clínica es puntual al respecto: "Aquellos que acuden al médico por motivo de sufrir un disgusto constituyen ya de por si en su conjunto una selección de sujetos de índole negativa. A las generaciones anteriores a la nuestra no se les ocurría considerar tales disgustos como enfermedades, para descargarse así de ellos".

Ya expresamos antes la relación directa que existe entre el insomnio y el sentimiento de culpa, pero es necesario aclarar que esa "culpa", consciente o inconsciente, no desaparecerá porque usted decida orar, debido a que como dice la canción del grupo venezolano Los Guaraguaos: "no basta rezar". Es decir que es necesario que la persona que se siente culpable, repare en la medida de lo posible aquello que la hace sentirse así, porque de lo contrario sentirá que su oración no pasa del techo.

Una situación parecida a la que estamos exponiendo acontecía con el Rey Claudio, en la obra Hamlet de William Shakespeare. En la escena XX1V, el monarca exclama: "Mis palabras suben al cielo, mis afectos quedan en la tierra (se levanta con agitación), palabras sin afectos nunca llegan a los oídos de Dios".

Ese lamento podría ser ampliamente analizado, sin embargo, lo que deseamos es que usted repare en que el mismo rey Claudio, al darse cuenta de que sus palabras eran huecas, se levanta con agitación y angustia, porque en él, aunque estuviese orando, no había ocurrido ningún cambio que le hiciese superar su sentimiento de culpa. Y por eso los reyes Claudio y Enrique 1V, así como cualquier persona que no logre ponerse en armonía consigo mismo, continuará teniendo insomnio, o un sueño de mala calidad por los somníferos.

Sigmund Freud, en su libro “El chiste y su relación con el inconsciente”, además de otros asuntos, nos enseña a diferenciar lo chistoso de lo cómico. Tanto lo chistoso como lo cómico nos pueden hacer reír, pero la risa producida por situaciones cómicas (en las que incurren con frecuencia los políticos) está cargada de cinismo.

Nos hemos referido a lo anterior porque frecuentemente personas con insomnio desean que les recete un somnífero. Entonces cuando con mucha amabilidad les digo que prefiero usar algo de nuestra prodigiosa naturaleza, porque he comprobado su eficacia y que no ocasiona efectos secundarios (como la tolerancia, adicciones y caídas en personas mayores con secuelas que ocasionan muchas muertes), lo que las personas suelen hacer es un gesto cínico con sus labios y, eso no cambia, aunque les envíe el material científico que apoya nuestro planteamiento.

Por ejemplo, algo sumamente eficaz para combatir el insomnio es el té de chinolas, especialmente sus hojas, ya que tiene la capacidad de producir siempre un sueño profundo (fase 4).

La conducta cínica expuesta anteriormente está motivada en que estamos en una era de hacer ostentaciones, y por eso les parece más adecuado decirles a sus amigos que están usando un medicamento para el insomnio que me recetó el psiquiatra X, de un laboratorio francés y me cuesta diez mil pesos.

Prefieren esa vanidad, aunque sigan teniendo un sueño de mala calidad.

Es fundamental también aplicar lo que se conoce como “Higiene del sueño”, que con algunas variantes podría ser tener una hora acostumbrada para acostarse, apagar los aparatos electrónicos por lo menos media hora antes de irse a dormir, no hacerlo boca arriba para prevenir la apnea del sueño y beberse el té de chinolas una hora antes de irse a acostar.

Finalmente, dejar bien claro que no soy médico naturalista, sino que la intención es ahorrarle un gasto de bolsillo innecesario y con resultados que seguirán siendo desalentadores.

El autor es psiquiatra y general (R) del Ejército

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