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TESTIGO DEL TIEMPO

¿Improvisando con el Tribunal Constitucional?

Cuando Luis Abinader se juramentó presidente, ya sabía, o debía saber, que este diciembre el juez presidente y otros cuatro magistrados del Tribunal Constitucional (TC) serían sustituidos. Cualquier equipo político articulado, organizado, tendría por lo menos una terna de los posibles sustitutos de cada juez.

Parece que el gobierno no había identificado ningún candidato.

Si el gobierno tuviese candidatos, el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) no hubiese extendido el plazo para recibir nuevas solicitudes para las vacantes en el TC.

Entonces, en lo que tiene todas las características de ser “un bulto”, en menos de una semana llegaron 81 solicitudes de personas interesadas en ingresar al tribunal. Cuando se extendió el plazo de recibir solicitudes había 36, ahora suman 117 interesados en las cinco vacantes. Resulta en extremo preocupante que con tres años gobernando, los ocupantes de cargos tan importantes no hayan sido identificados, pre entrevistados e investigados, para proponerlos como candidatos.

Ojalá el presidente Abinader entienda que esto no es tan sencillo como enviar tropas a la frontera o suscribir un “pacto” absolutamente irrelevante con ventorrillos políticos intrascendentes.

Necesitamos jueces que gocen del respeto, admiración y confianza de sus colegas y los abogados que postulen ante sus estrados, no “meritorios compañeros del partido”, escogidos convenientemente.

El “ministerio público independiente” de Abinader politizó la judicatura, arrestando y condenando en el tribunal de la opinión pública a mucha gente. Luego los dejan libres, y tres años después, no hay juicios, menos condenas.

Iniciar esos juicios en medio de la campaña electoral, influenciará el voto, el gobierno estaría usando la judicatura a conveniencia política de manera abierta.

El país no tiene 117 juristas calificados para ser jueces del TC. Este claro abultamiento de la lista de candidatos quizá busca imponer unos candidatos absolutamente injustificables.

Aquí hay dos opciones, esto se trata de una estratagema política de la cual nos enteraremos al final, o sencillamente estamos ante un caso de clásica improvisación.

El 16 de diciembre deben juramentarse los nuevos jueces. Ese día sabremos qué pasó.