FIGURAS DE ESTE MUNDO
El valor de un hombre
“No temas: de hoy en adelante serás pescador de hombres” (Lucas 5:10).
Lucas narra el episodio de la pesca milagrosa en conexión con el llamamiento de los primeros apóstoles. Jesús les pidió que dejasen su vocación de ‘pescadores de peces’ para ser ‘pescadores de hombres’.
El evangelista refiere que, en cierta ocasión, cerca de la orilla del lago de Galilea, Jesús se sentó en la barca de Simón Pedro y desde allí comenzó a enseñar a la gente. La multitud se había amontonado alrededor de Él para escuchar la palabra de Dios.
Cuando terminó de hablar, Jesús le dijo a Pedro: “Rema mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”. Pedro respondió: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado; pero en tu palabra echaré la red”. Cuando lo hicieron, recogieron tal cantidad de peces que sus redes estaban a punto de romperse. Esta manifestación de poder divino dejó a Pedro -igual que a sus compañeros- con una indecible sensación de estupor. Estaba en presencia del Santo de Dios, y sintió vergüenza por su propio pecado.
Cayó de rodillas ante Jesús, y le dijo: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador”.
Pero Jesús le dirigió un gesto de bendición y le dijo: “No temas: de hoy en adelante serás pescador de hombres”. Un ser humano vale más que muchos peces. En lugar de capturar peces, su misión será traer seguidores a Cristo. Solo el Hijo de Dios transforma y limpia el corazón del hombre.
Lucas concluye el relato: “Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, siguieron a Jesús” (Lucas 5:11).