enfoque

RD en el Consejo de Derechos Humanos

Fueron duras e injustas las acusaciones. Pero nuestras convicciones resistieron. Las críticas insensatas persistieron, poniendo en tela de juicio la posibilidad de que las evidencias fehacientes superen el relato infame; sin embargo, el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas acogió con beneplácito la propuesta ganada por 137 votos a favor de la República Dominicana, para ocupar un asiento el próximo período 2024-2026.

Despejando toda duda de nuestra firme determinación como Estado, por apegarnos estrictamente a la causa más noble de la humanidad: difundir, patrocinar y proteger los derechos humanos como cultura universal.

En efecto, el concepto de derechos humanos como conquista de la democracia, constituye la mejor armadura de la dignidad humana. Y la materialización sistemática de tales derechos es la custodia para la sostenibilidad de la paz y la armonía en nuestro planeta.

¿Por qué se alcanzó esa meta? ¿cuál es la importancia de tal epopeya? y por último y no menos importante, ¿qué significa que hayamos entrado al Consejo de Derechos Humanos?

En principio, logramos obtener un puesto en el referido Consejo, porque nuestra diplomacia jugó un rol activo y dinámico. Además, ese hito se consumó para exhibir al mundo que nuestro país está enteramente comprometido por mantener como pilar fundamental para el fortalecimiento y desarrollo del Estado dominicano, los artículos esgrimidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

De manera que pertenecer al Consejo de Derechos Humanos representa no solamente la buena voluntad dominicana por respetar y hacer valer en su totalidad los derechos humanos sino, también, que demuestra de forma irrefutable la contrariedad de las falacias públicas de las que vilmente nos tildaron durante más de una década. También, este escenario es propicio para dar a conocer nuestra política sobre derechos humanos, motivar a otros países en virtud de nuestra experiencia al tiempo que participamos directamente por consolidar los Estados sociales y democráticos de Derecho.

No obstante, lo que se interpreta de nuestra actual tribuna en el CDH es, que las denuncias e imputaciones carentes de sustentos están condenadas al fracaso en el ámbito del derecho internacional. En cambio, aunque las provocaciones intenten socavar el crecimiento social, político y económico temporalmente, la verdad amparada en el derecho y la justicia estarán destinadas a prevalecer.

Esta victoria garantiza la consecución de un esfuerzo más arduo por darle continuidad a las políticas de Estado para promover y defender los derechos humanos. Indudablemente, será una insignia que enarbolará los valores más sublimes de nuestro país. Asimismo, estimulará a los países hermanos, rezagados en el tema, a instaurar un método fidedigno capaz construir el camino para izar la bandera de cumplimiento y preservación inequívoca de los derechos humanos, como paradigma ejemplar.

En definitiva, los ojos del mundo estarán observando detenidamente qué tanto merecíamos lo que alcanzamos. Por consiguiente, es el momento idóneo para en base a sacrificio, desempeño intelectual y profesional impecable, mostrar que nuestras formulaciones no solamente pueden tener un aporte sustancioso sino, también, capaz de innovar en las resoluciones que se encargarán de regular, impulsar y sancionar los atentados contra los derechos humanos que se susciten.

Finalmente, contra pronósticos adversos sobre los derechos humanos, la República Dominicana ha sido absuelta dignamente por la historia. Por esa razón, hoy con orgullo y regocijo, nos sentamos como miembro del Consejo de Derechos Humanos.

¡Enhorabuena!