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Monopolistas usan crisis fronteriza para arruinar a pequeños productores

Tras las iniciativas de los agricultores de la Plaine Maribaroux, de las comunas de Ferrier y Ouanaminthe para relanzar el proyecto de construcción del canal sobre el río Masacre, el gobierno del presidente Abinader formuló fuertes protestas y emprendió acciones consideradas como un casus belli contra Haití.

De hecho, el Presidente de la República Dominicana desplegó su ejército y procedió al cierre de sus fronteras marítimas, terrestres y aéreas con Haití.

Las autoridades haitianas mantuvieron las puertas de paso en la frontera cerradas para impedir el comercio con los dominicanos.

Las autoridades haitianas mantuvieron las puertas de paso en la frontera cerradas para impedir el comercio con los dominicanos.Listin Diario

El cierre unilateral de fronteras por parte de la República Dominicana provocó principalmente la ruptura de las relaciones comerciales entre ambos países.

A cambio, la población haitiana dolida, ofendida por esta decisión unilateral, procedió a cerrar sus fronteras, ignorando la flexibilidad del Gobierno dominicano que se vio obligado a reabrir las suyas tras la presión de los productores dominicanos amenazados de quiebra en el sector ganadero y la agroindustria.

Todos los sectores de la vida social y política de Haití se pronuncian sobre esta crisis diplomática y comercial con el gobierno dominicano, salvo los grandes actores económicos poderosos que siempre están presentes en la celebración de acuerdos sin resultados y arreglos obscuros con el régimen corrupto de Ariel Henry.

El comportamiento arrogante del presidente Abinader choca con una unidad histórica rara vez alcanzada en la vida del pueblo haitiano.

Gran sorpresa causó descubrir el 13 de octubre una nota de la Asociación de Industrias de Haití (ADIH) posicionándose sobre una crisis de más de un mes con República Dominicana. Sin hacer ninguna contribución financiera a la construcción del canal como la gran mayoría de sectores organizados del país. Esta posición ha suscitado muchas preguntas por parte de múltiples sectores progresistas.

Es igualmente importante hacer notar la reunión del 5 de octubre sobre la crisis entre el Ministerio de Comercio y un grupo del sector empresarial, la mayoría agrupados dentro del grupo Makaya, al que pertenece el mayor número de personas sancionadas por Estados Unidos, Canadá , República Dominicana y Naciones Unidas por corrupción grave y complicidad con pandillas. Esta reunión se organizó con total exclusión de los empresarios regionales.

Veamos un conjunto de notas sobre la posición de ADIH y el proceso de exclusión de la oligarquía de Puerto Príncipe en el marco del encuentro con el Ministerio de Comercio.

1- Este sector privado siempre se ha comportado históricamente en contra de los intereses de la nación. Una élite económica responsable nunca habría patrocinado a un loco y un bandido como Michel Martelly, sin plan o ni visión, a la cabeza de un país que acababa de salir de un devastador terremoto en 2010. Fueron los actores directos del caos causado por el régimen de Martelly.

2-Este sector privado sólo piensa en sus intereses monopólicos. En su libro “Economía de la violencia”, Fritz Jean demostró a través del sistema de “captura del Estado” cómo este sector tomó el control de las instituciones estatales en beneficio de los intereses de su clan. Durante la era criminal de Martelly, desarrollaron una relación incestuosa con este poder.

3-A través de la nota de ADIH y la reunión con el Ministerio de Comercio, la oligarquía quiere aprovechar inteligentemente la unidad del pueblo haitiano en la construcción del canal para monopolizar el circuito de distribución de los intercambios comerciales con República Dominicana, eliminar a los pequeños comerciantes haitianos, pequeños productores dominicanos y empresarios de cámaras de comercio regionales. Favorecerán el comercio marítimo para convertirse en revendedores de productos dominicanos y sobre todo para rentabilizar sus puertos privados.

4-La ausencia de una cultura de inversión y riesgo es la razón que explica la fuerte dependencia de la economía haitiana de la de República Dominicana. Además, esta elite económica ofreció una resistencia histórica a la inversión extranjera directa que vieron como una amenaza. Se sienten más cómodos en el caudillismo económico como forma de creación de riqueza al apoyar siempre a los distintos poderes corruptos, especialmente el de Ariel Henry, acusado de complicidad en el asesinato de Jovenel Moïse y de vínculos con pandillas.

5-La resistencia contra el presidente Abinader se debe a su comportamiento desproporcionado, pensando matar de hambre al pueblo haitiano al cerrar su frontera y desplegar su ejército para un hecho banal. Históricamente, existió un entendimiento natural entre los dos pueblos de la frontera, pero debido a sus prejuicios raciales incluso, con sus compatriotas, Abinader nunca entenderá la profundidad y sutileza de estas relaciones.

6-Estamos viviendo una crisis sistémica desde la dictadura de Duvalier. Está claro que la migración haitiana en momentos importantes de grandes convulsiones también tiene un impacto negativo en diversos sectores de actividad en República Dominicana. Sin embargo, el papel de los mafiosos diplomáticos y militares en la República Dominicana en el tráfico de inmigrantes ilegales y la venta de visas que llegan a costar a veces la exorbitante suma de mil dólares.

7- Los dos pueblos que comparten en la isla deben desarrollar una relación armoniosa, la campaña de odio siempre ha sido alimentada históricamente por una camarilla oligárquica en los dos países. En este contexto, los intercambios comerciales brindan beneficios mutuos y contribuyen a promover el entendimiento para reducir esta táctica de odio de los ultranacionalistas. Ninguno de los países tiene interés en poner fin a estas relaciones comerciales.

8- El nacionalismo de uno de los dos países no constituye ni debe constituir la exclusión del otro. En la era de la globalización, la diferencia es una riqueza. Francisco del Rosario Sánchez, uno de los padres fundadores de la Nación dominicana, salió desde Haití para su país para pelear por restaurar la independencia frustrada por la Anexión a España.

Antes de iniciar la campaña militar, Sánchez hizo una proclama a sus compatriotas en las que dijo: “Entro por Haití porque no puedo hacerlo por otra parte; pero si alguien pretendiese mancillar mi nombre, decidle que yo soy la Bandera Dominicana”.

Sin embargo, esto no afectó a la ayuda en armas, hombres y municiones de los haitianos a los dominicanos en su guerra contra España. La historia de Haití está marcada históricamente por la cooperación con otros pueblos y Haití siempre ha practicado un nacionalismo abierto.

El autor es

director ejecutivo

Observatorio del

Instituto Haitiano de

Políticas Públicas

(INHOPP)