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aprende o emprende

El paradigma del cambio

Supera la angustia entre lo nuevo y lo desconocido.

A mucha gente le gusta el cambio, pero a pocas le gusta cambiar o “ser cambiados”.

Cambiar no es fácil, y mucho menos cuando entiendes que no tienes que hacerlo, o hacerlo porque otros quieren que cambies. Sencillamente, nadie cambia sino ve un beneficio en el cambio.

Si quieres que las cosas cambien debes tu cambiar primero, reza una presuposición de la PNL. No se puede cambiar a los demás, la puerta del cambio solo se abre desde el interior de cada persona.

Hemos visto la experiencia del COVID-19 todas las características el mundo VICA (Vulnerabilidad, lncertidumbre, Complejidad y Ambiguo) donde se puso en manifiesto la velocidad de los cambios.

La vieja pregunta de ¿Dónde te visualizas de aquí cinco años? Hoy en día, cobra una dimensión distinta al plantearnos una respuesta, ¿no es cierto?

¿Porque nos resistimos al cambio, si es lo único constante?

El cerebro reptiliano se activa frente a lo desconocido.

El cerebro reptiliano se activa frente a lo desconocido.EXTERNA/

Una de las razones es que el cambio implica romper el equilibrio de nuestra vida habitual, dicho de otra forma, supone salir de la zona de comodidad que hemos construido basada en creencias personales y poner en riesgo nuestra adaptación a un nuevo contexto.

Esto tiene su base neurobiológica. En la teoría sobre el cerebro Triuno propuesta por Paul McLean en la década de los 60, el neurocientífico postula que el cerebro humano está compuesto por tres sistemas cerebrales distintos, los cuales se fueron desarrollaron paulatinamente de forma secuencial durante el período de la evolución: cerebro reptiliano o instintivo, cerebro emocional o límbico y neocórtex o neocorteza.

Estos “tres cerebros” interactúan entre sí, aunque tienen funciones definidas.

Este artículo se relaciona mayormente con el cerebro reptiliano el cual es la estructura más primitiva y se encarga de funciones básicas como la regulación del ritmo cardíaco, la respiración y la temperatura corporal. Es el cerebro de la sobrevivencia. El que se activa frente a lo desconocido y es básicamente muy territorial.

Por lo tanto, este cerebro al activarse frente a la incertidumbre, cuando nos planteamos un cambio, nos cuesta exponernos a algo distinto. Aunque el cambiar es un proceso natural, si nuestra mente lo procesa como arriesgado o generador de sufrimiento la resistencia será inevitable y nos obligará a optar por permanecer en lo conocido, aun sea perjudicial para nuestros propósitos.

Para esto debemos hacer consciencia de que solo saliendo de la zona de comodidad o zona conocida se producirá el desarrollo personal, sea profesional, económico o familiar que queremos.

El cambio es un proceso emocional

Al superar los miedos sin obstaculizar el proceso de transición que genera el cambio, nos abrimos al mundo de un nuevo aprendizaje y celebrar lo nuevo que nos llega.

Es preciso conectar con nuestros recursos internos para superar los miedos, tal vez asistirnos de un profesional que nos genere las preguntas que no nos hemos hecho para avanzar en el cambio. Solo así podremos enfrentar nuestros retos y realizar nuestros sueños.

La autora es Trainer internacional en Programación Neurolingüística

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