periodismo en la pecera
Siete razones para hacer un reportaje
Un estudio de la Universidad de Puerto Rico sobre herencia genética llamó mi atención a finales de 2008, porque mencionaba a República Dominicana y la posibilidad de que parte de la población de este país conserve genes taínos, grupo exterminado en el siglo XVI durante la conquista de América.
En el Museo del Hombre Dominicano su director me confirmó que estaban participando en la investigación. Conseguí un informe y hasta hallé a un niño con un parecido fenotípico extraordinario con los nativos precolombinos; publiqué el reportaje y en una de mis últimas visitas el director me comentó, muy a la ligera, que la institución estaba haciendo nuevas exploraciones arqueológicas, pero que los saqueadores estaban “arrasando con el lugar”.
El resultado de esa observación fue un trabajo que titulé “Saqueos arqueológicos en República Dominicana”) y lo recuerdo con aprecio porque fue mi primer reportaje de largo aliento: me tomó tres meses de documentación, viajes, investigación y hasta de buena suerte, ya que logré una entrevista con un experto de paso por el país. También gané con él mi primer premio de periodismo.
¿Cómo fue que por un comentario, tan simple y marginal, decidí embarcarme en ese proyecto? ¿Acaso basta una sola idea para lanzarse a investigar algo que bien pudiera terminar en fracaso?
Una respuesta la puede dar Julio del Río Reynaga, quien en Periodismo interpretativo, el reportaje (Ciespal, 1977), señala: “Todos los días, el reportero tiene experiencias de toda índole que le pueden proporcionar temas para su trabajo”, desde la vida cotidiana hasta las contradicciones y las carencias.
Yo personalmente creo que el reportaje involucra dos razones intrínsecas: informar y decir la verdad (con seguridad hay más), y que existen otras complementarias (siete por ahora) que a continuación explico:
1-El tema es novedoso: Basado en el ejemplo inicial, en la etapa de documentación comprobé que se había publicado poco sobre el saqueo de restos arqueológicos en República Dominicana.
2-Te preocupa un asunto: Saber que el patrimonio de un país estaba siendo robado me produjo una gran desazón.
3-Quieres denunciar un problema: Estaba claro que si dejaba pasar esta oportunidad, la expoliación de restos continuaría impunemente. Siguió ocurriendo, es verdad, pero por lo menos dejó de ser un hecho aislado y silencioso.
4-Tienes un indicio: La denuncia inadvertida del director del museo fue la primera pista que tuve para iniciar la investigación. Sin ella posiblemente jamás me hubiera enterado.
5-Buscas confirmar una hipótesis: El reportaje parte de un planteamiento que debes corroborar. En este caso, mi hipótesis era clara y su enunciado aún vigente: “La depredación de restos arqueológicos en República Dominicana ocurre desde hace mucho y en algunos casos casi a plena vista, lucrando a personas e instituciones de toda índole, dentro y fuera del país, en desmedro del patrimonio cultural dominicano”.
6-Existe una evidencia: El Museo del Hombre registró rastros de presencia humana y expolio en lugares bajo investigación, e incluso en otros que ni siquiera habían sido reconocidos oficialmente.
7-Tratas de explicar una situación: ¿Por qué ocurre el robo del patrimonio histórico de un pueblo? ¿Se trata de puro vandalismo? El trabajo descubrió varias aristas, desde la vulnerabilidad del entorno arqueológico nacional y la debilidad de las autoridades, hasta la complicidad extranjera y la riqueza multimillonaria que genera este delito.