editorial
El Metro amerita una urgente auditoría operativa
Con las recurrentes fallas operativas que se han registrado en el sistema de transporte del Metro, es hora ya de someterlo a una auditoría técnica para subsanarlas y garantizar su confiabilidad.
En año y medio, al menos ocho episodios han trastornado el servicio de sus trenes.
Averías de diferentes tipos y causas han provocado paradas urgentes, algunas de ellas por varias horas, con sus efectos traumáticos en los usuarios.
Cuando las averías son relevantes, provocan un retraso en cadena en la circulación de otros trenes que, a su vez, afectan la movilidad de millares de pasajeros.
Uno de los episodios más recientes fue el choque de frente de dos vagones, dejando 9 pasajeros heridos.
Y otro, 17 días después, fue la sorpresiva apertura de puertas contrarias a la salida a uno de los lados del andén, supuestamente porque un niño se había quedado fuera del vagón.
Aparte de estas fallas técnicas, en algunos casos por culpa de interrupción de la energía eléctrica, el LISTÍN DIARIO registra en sus archivos varios reportes de escaleras y elevadores dañados, óxido en algunas líneas, así como incidentes entre pasajeros.
Tomando en cuenta que este sistema masivo de transportación es esencial para la ciudadanía, su confiabilidad y su seguridad operacional no pueden estar bajo sospecha ante las fallas recurrentes.
Una auditoría operativa, general e integral, ayudará a determinar de cuáles debilidades adolecen los procesos de funcionamiento de sus trenes.
También, establecer si los estándares de funcionamiento y el mismo estado físico de los vagones responden a las normativas operacionales y de seguridad, para evitar poner en riesgo la vida de sus millares de usuarios.