Los mansos

“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5).

‘Manso’ significa benigno, apacible, pero no equivale a debilidad. Al contrario, define a quien tiene un autocontrol extraordinario concedido por el Espíritu Santo. Los mansos son, pues, bienaventurados, dijo Jesús en el Sermón del Monte, y se refería a los que se someten de buena gana a Dios; hablaba de quienes toleran insultos y devuelven una blanda respuesta. Nunca están fuera de control y, en su paciencia, conservan el dominio de sus almas. De ninguna manera, son resignados fatalistas y pasivos; más bien, muestran la postura de una persona ‘no-violenta activa’: han comprendido que la violencia no es la forma más adecuada para crear una sociedad pacífica y próspera. Estos mansos son bienaventurados, y fomentan el progreso, el consuelo y la seguridad aun en esta tierra.