pensando

Informar sin negociar

La libertad de expresión es el derecho innegociable dentro del sistema democrático y mediante la denuncia, desahogamos lo que la débil justicia nos niega, dándole voz a los que no la tienen, creándoles un espacio en los procesos mediáticos que no dan respuestas a las necesidades de los que carecen de oportunidades. La teoría luce clara, pero en la realidad recibimos las informaciones de guerras, matanzas, narcotráfico, protestas sociales, corrupción; centradas únicamente en el hecho en sí, sin la mayor profundización. Si hurgamos en diferentes fuentes, nos daríamos cuenta de la verdadera trascendencia de los hechos y su relación con otras circunstancias políticas, sociales o económicas, que jamás habríamos sospechado. Es así que frente a nuestros ojos surge un mundo que no queremos aceptar, pues los servicios de inteligencia, las grandes corporaciones internacionales, los enfrentamientos geopolíticos entre potencias o las inconfesables alianzas políticas y económicas de diferentes poderes, han traído consigo la disolución de las ideologías. El mundo se hace injusto y competitivo, ya que lo humano está supeditado a los intereses del sistema. De ahí disentimos y la protesta no se hace esperar por la defensa de intereses facticos que influyen en las decisiones de estado. Podemos acotar que las acusaciones y contra acusaciones responden más a intereses de grupos que al interés nacional. En definitiva, ahondemos en las verdaderas causas que afectan nuestra inseguridad, cuando la autoridad se confabula con el delito y no logramos los resultados esperados. ¡La verdad siempre resplandecerá!