Que bueno Biden, pero…
“Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”, argumentó durante años el científico Albert Einstein. Es lo que ocurre ahora con la reiteración del pedido por Estados Unidos de un cuerpo armado multilateral que intervenga en Haití con el propósito de respaldar la Policía haitiana (o lo que queda de ella) en su lucha contra las bandas y el desorden institucional que se ha agudizado tras el magnicidio en contra del presidente Jovenel Moïse en 2021.
Y es que, solo aquellos que desconocen el ajedrez geopolítico pueden celebrar sin cuestionar la posición adoptada por los Estados Unidos, no porque sea contraria a nuestros intereses, sino por insuficiente, veamos.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está compuesto por 15 miembros: cinco “tutumpotes” y 10 “hijos de machepa”. Estos últimos son transitorios por un periodo de dos años, mientras, los “tutumpotes” son permanentes y basta con que uno de ellos ejerza su poder de veto para aplastar cualquier decisión.
He ahí el gran problema, Estados Unidos tiene pleno conocimiento que llevar al Consejo de Seguridad una medida como la intervención militar/policial de Haití sería ir camino al matadero, ya que Rusia con su enfrentamiento a occidente y China con su política de no intervención podrían impedir lo que muchos ven como salida a la crisis.
La lista de los cinco “tutumpotes” la completan Francia e Inglaterra, países en los que no se observa una eventual oposición a la misión que encabezaría Kenia.
El problema visible es que Estados Unidos sigue jugando al amigo fantasma, haciendo creer que fija posiciones a las que le da seguimiento cuando en la práctica no es así. El problema está en el lobbying de continuidad, donde se cede espacio en otros temas a China y Rusia para ganar su no objeción nunca llega. Es evidente que hay una posición, pero se ausenta intención.
Mientras tanto, el reloj no se detiene, las labores de los insurgentes en Haití tampoco, no solo empecinados en la construcción de un canal de riego agrícola en el Río Dajabón, sino sacrificando la paz de cerca de 12 millones de haitianos, y la relación con sus 11 millones de vecinos.
Que bueno presidente Biden que asume esa postura, pero falta hacerla efectiva y usted sabe cómo.
El autor es consultor en comunicación e internacionalista.