OTEANDO
Partidos y estrategias
En estos días, he escuchado a algunos comunicadores emprenderla, indistintamente, contra cualquiera de los partidos que forman la Alianza Opositora Rescate RD, arguyendo que no se explican qué alianza es esa, porque, en reiteradas ocasiones unos se lanzan ataques contra otros: algunos miembros de la FP lanzan ataques contra el PLD o de su candidato y algunos miembros del PLD lanzan ataques contra la FP o de su candidato. Quienes así piensan están renunciando a analizar la política en función de su característica más ínsita: “En política hay cosas que se ven y cosas que no se ven”.
¿Qué es lo que no se ve en los supuestos ataques que se profieren de manera recíproca los dos partidos políticos indicados anteriormente? Bueno, lo primero que hay que destacar es que, la alianza que los une electoralmente está pactada a término y condición: van unidos en una gran cantidad de municipios en relación con las elecciones municipales, mismas que se verificarán en febrero del año próximo. Y aquí es bueno hacer un paréntesis para recordar que hay una creencia, bien fundamentada, de que, quien gana las municipales gana fácilmente las presidenciales. He ahí una de las razones por las que, a veces, ellos están compelidos a actuar como si no fueran aliados, aunque realmente lo sean. Es necesario fidelizar la mayor cantidad de votos para su colectivo.
Un segundo aspecto, es el que alude al compromiso pactado de cara a las elecciones presidenciales: el candidato que quede mejor posicionado de cara a la segunda vuelta electoral recibirá el apoyo de los demás miembros de la alianza para la segunda vuelta electoral. Todo esto supone que cada cual debe esforzarse en conseguir más votos, tanto en las elecciones municipales como en las presidenciales, y supone -además- que, en la cotidianidad proselitista se presentarán circunstancias que demanden persuadir a los votantes de que cada cual es la mejor opción.
Finalmente, si los partidos políticos, para elaborar sus estrategias tendentes a conquistar o mantener el poder, tuvieran que depender de la opinión de cada comunicador al que se le antoje conjeturar sobre el particular no lograrían actuar conforme su mejor interés, ya que como dice el refranero popular: “zapatero a tus zapatos”, y es claro que el oficio del comunicador y el de político son diferentes. Por tanto, ningún comunicador puede pretender no solo que los partidos le consulten para elaborar sus estrategias, sino tampoco que la varíen atendiendo a sus críticas.