En salud, arte y sociedad

Willy Pérez: la autoconstrucción artística

La transformación de una persona o pintor en artista es un proceso personal efecto del empuje que desde unas potentes fuerzas interiores signadas por razones auténticas reciben los creadores hasta hacerlas definitorias de sus formas perceptivas, intelectivas y expresivas, al punto que devienen características de sus resultados estéticos.

Esas energías físicas y “espirituales” permanecen latentes hasta constituirse en destino, en ese “para esto he nacido”: final inexorable, similar a la identidad genética que propicia la evolución de las larvas en mariposas.

Millardos de miradas, pinceladas, mezcla de colores, paisajes vistos, libros, conversaciones, agrados y rechazos dejan su extendido trazo en una ruta sináptica que eclosiona en ese punto donde el artista viene a ser él mismo, sin otro que lo iguale, sin igualarse a algún otro. Me honra haber atestiguado, durante más de treinta años, el fluir de ese conjunto de inquietudes y saltos, búsquedas, incorporaciones, abandonos, recuperaciones e inquietudes que ante la tela y el concepto arte experimentó un artista nacional: Willy Pérez.

Suscríbete Gratis

Por favor, regístrate ahora para seguir leyendo

¿Ya estás registrado? Inicia sesión aquí