en la ruta
Estadista
El manejo que el presidente Luis Abinader le ha dado a la situación producida por el desvío que constructores civiles haitianos han hecho al cauce del río Dajabón, erróneamente llamado Masacre, ha sido propio de un gran estadista.
La obra de trasvase que alegados “sectores particulares” realizan en franca violación a los términos del Tratado de Paz, Amistad y Arbitraje firmado en 1929 del otro lado de la frontera, ha generado una crisis que reclama de firmeza, responsabilidad, transparencia, madurez y sobretodo cabeza fría.
Características con las que precisamente se ha manejado el mandatario que ha sabido ser categórico a la hora de no transigir en cuanto a la defensa de los intereses nacionales y el respeto a la soberanía territorial y a las normas del derecho internacional público, pero sin dejarse provocar ni, de personas ni de situaciones.
En la víspera, Abinader habló a la nación explicando puntualmente las razones por las cuales se cerró la frontera domínico haitiana, y el porqué de la movilización militar en la franja al tiempo de dar garantías a la población de que las acciones de los grupos anarquistas de Haití no nos afectarán y que este lado de la isla todo está y seguirá en orden.
El hecho de que nuestro embajador aun permanezca en Haití, deja claro que, República Dominicana, el más solidario amigo y vecino que han tenido los infortunados haitianos, ni quiere ni busca una confrontación con ese país sino que se suspenda la construcción del canal y se respeten las normas.
De una manera, sosegada, pero firme y categórica, Luis Abinader asume una postura correcta que merece ser respaldada por todos los sectores de la vida nacional.