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SIN PAÑOS TIBIOS

Lo que pasa adentro se refleja afuera

La política es el territorio de lo posible, y en él, todos los caminos son correctos si conducen al destino que se anhela llegar: el poder. Cualquier cambio de dirección o de palabra; de aliados o adversarios; todo - absolutamente todo - estará supeditado a la suprema ley del pragmatismo.

A pesar de ser una ciencia pura, las leyes de la física se aplican inexorablemente en la política. Así las cosas, a medida que el proyecto reeleccionista toma forma, genera una dinámica centrípeta que concentra a la mayoría de los actores del PRM hacia el centro del poder; cosa que no sucede en la oposición, en donde a raíz del anuncio del pacto (que no alianza) entre el PLD, FP y PRD, se aprecia una dinámica centrífuga que expulsa a los actores desde el centro hacia la periferia, precisamente por la indefinición de su posible centro. Ambas dinámicas aún no han llegado al punto de inflexión, por tanto, son procesos perfectamente reversibles, en razón de que dependen de la coyuntura. Sin embargo, cada paso constituye un hito importante en una carrera que no es sólo de velocidad, sino también de resistencia.

La escogencia de las boletas municipales y congresuales, por ejemplo, reflejarán la relación entre lo individual/local con lo colectivo/nacional, pero también será una expresión de los arreglos a los que lleguen las cúpulas y los liderazgos medios partidarios, acuerdos que son vitales en una democracia que más que en derechos y deberes, se sostiene sobre favores y lealtades.

La selección de las estructuras de campaña constituirá en lo inmediato un desafío importante, más para el PRM que para los partidos de oposición; el PLD “picó alante” y comunicó los nombres de su estructura nacional de campaña y, en el caso de la FP, en función de su esencia caudillista/mesiánica, la decisión final de su líder hará innecesario cualquier debate y evitará traumas internos, por mucho que la designación se vista de ropajes institucionales y democráticos.

En el PRM la situación es diferente, porque para muchos, no es el próximo mayo lo que está en juego, sino el del 2028; de ahí que para Luis, la estructuración de su comando de campaña debe preservar la armonía entre todas las partes potencialmente interesadas, para evitar que el gobierno se le rompa en el camino, sin obviar que el perfil requerido demandará neutralidad, habilidades negociadoras, vínculos con el sector privado y unas competencias gerenciales y recaudatorias que garanticen que tanto los procesos como la “logística” fluyan, características que en su círculo de hierro, muy pocos reúnen.

La presión que se tiene arriba no es la misma que se tiene abajo, ciertamente, pero el tren de la reelección debe partir, porque los otros ya salieron.