Tribuna del Atlántico

Alianzas, honestidad y supermercado

Quienes tengan edad para recordarlo, estarán contestes en que, cuando se anunció en 1996, el Frente Patriótico, resultó sorprendente, ver levantarle la mano a Leonel Fernández, de un lado a Joaquín Balaguer y del otro a Juan Bosch, las figuras de más dilatada rivalidad de la política dominicana, era impensable meses antes.

La imposición del sistema de doble vuelta, obliga la conformación de alianzas para poder lograr el 50+1 de los votos.

El anuncio de la alianza denominada Rescate RD, que envuelve a los partidos Fuerza del Pueblo, PLD, PRD y otras organizaciones ha dado de que hablar en el país, se produce días después de que el presidente Luis Abinader anunciara que buscará la reelección.

Entre las reacciones más risibles está aquella que atribuye a esa alianza ser una democracia de debilidad, como si el 2020 estuviera tan lejos y como si no recordáramos que fue, una alianza similar, la que facilitó, al compás de la división del PLD, el triunfo del PRM y del presidente Luis Abinader.

Unificar nuevamente, “a los dos PLD”, en verde y en morado, como suele decirle el señor Mckinney, aunque sea inicialmente de cara a las municipales, dejando abierta la posibilidad de un entendimiento en caso de una segunda vuelta, establece, nos guste o no, una dinámica diferente en las perspectivas de la contienda del próximo año.

Las sumas de fuerzas políticas siempre modifica el escenario, que gane o no, son otras quinientas, pero nadie puede dudar que cambia el escenario.

El presidente Abinader al momento de anunciar que buscará la repostulación, declaró como divisa esencial el tema de la honestidad, en la que ha estado basada su actual gestión, montada su campaña inicial sobre las luchas anti corrupción que dominaron la discusión pública del país, previo al proceso electoral del 2020, hasta el punto que, casi la totalidad de lo líderes de ese movimiento, figuras prestantes de la sociedad civil, hoy forman parte del Gobierno en diferentes funciones.

En las redes, el discurso de las figuras del PRM, memes y demás, se identifica la alianza opositora, con la corrupción y como un acuerdo por la impunidad.

Si bien es cierto que muchas de las figuras de la actual gestión que han sido objeto de cuestionamientos han sido separados de sus cargos, con la excepción de el ex administrador de la Lotería, no hay figuras importantes procesados. Además de la mancha indeleble de los numerosos candidatos que aparecieron en su boleta y que están involucrados en expedientes de narcotráfico y lavado de activos.

La oposición por su parte mantiene un férreo cuestionamiento al desempeño del Gobierno en temas fundamentales, como el costo de la vida, el desempeño en materia de la lucha contra la delincuencia, el incumplimiento de las promesas de campaña, etcétera.

El lunes se inició un programa de diálogo semanal del presidente con la prensa, lo que pone de manifiesto, que se entiende que hay que reforzar la comunicación gubernamental, en consonancia con el proyecto reeleccionista.

En su libro Despachos desde el cuarto de guerra, Stanley Greenberg, afirma de forma concluyente, “la gente importa, porque las elecciones importan”.

La cuestión parece simple, ¿Qué tendrá más peso para la gente, el discurso de honestidad o el precio de los artículos en el supermercado?

¿Qué le preocupa más a la gente, cuáles son los temas que verdaderamente impactan la vida de las comunidades?

Al fondo sigue resonando Clinton, “es la economía”, aunque podemos estar equivocados.