SIN PAÑOS TIBIOS
24 horas, o menos
Lo de la geografía siempre ha sido una cuestión de azar. Estar en el centro del Gran Caribe nos convirtió en una pieza deseada del tablero del gran juego que se daba en la frontera imperial - y pagamos por ello con creces, varias veces -, aunque después, ya sea por cambios en el modelo económico o por la entrada de nuevos actores, perdimos la preponderancia de otros tiempos.
Esta vez, de nuevo, nuestra cercanía al mercado más grande del planeta nos devuelve la vigencia. Una de las grandes apuestas del gobierno de Luis Abinader ha sido posicionar al país como un HUB logístico mundial, es decir, convertirnos en uno de los nodos por los que fluya el comercio. Ello no sólo requiere unos fundamentos geográficos - que los tenemos -, sino también un marco jurídico moderno y adecuado, un alto nivel de desarrollo institucional, una gestión operativa de procesos eficiente -que responda a los estándares internacionales- y, sobre todo (y más que todo), voluntad política.
El desafío de la Dirección General de Aduanas (DGA) ha sido convertir - en poco tiempo -, aspiracionales presidenciales, colectivos y sectoriales, en hechos concretos; y, al hacerlo, no sólo el gobierno se beneficia en materia de recaudación con unas aduanas más ágiles, también lo hace el sector privado, porque disminuyen sus costos operacionales y financieros; así como los destinatarios finales de las mercancías que entran o salen del país, al tener acceso a ellas en menor tiempo.
En ese sentido, la iniciativa de “Despacho 24 horas”, que recientemente cumplió dos años, ha sido uno de los proyectos emblemáticos de la DGA, y este no es más que la concreción material -en palabras de su director, Eduardo Sanz Lovatón- de la visión de Estado de “hacer de la eficiencia una obsesión nacional”, en un país donde fácil es decir las cosas y difícil es hacerlas.
En la medida que entendamos que uno de los roles fundamentales del Estado moderno es ser facilitador de procesos, podremos ver a un sector privado pujante y dinámico -nacional y extranjero- invertir sus recursos en el país y contribuir a generar crecimiento, riqueza, empleos y desarrollo.
Para lograr ese desarrollo y aumentar la calidad de vida de las personas, más que palabras hay que crear condiciones institucionales y operativas que permitan desarrollar todo el potencial que tenemos como enclave geográfico, como economía, como sociedad y como país, pero también hay que apostar por la honestidad, la transparencia, la colaboración interinstitucional y la eficiencia… y el programa de “Despacho 24 horas”, es una prueba palpable de ello. Enhorabuena.