ENFOQUE

Economía de inundaciones y sequías

En décadas recientes la República Dominicana ha salido prácticamente ilesa de fenómenos naturales que han tenido efectos devastadores en otros territorios. Mientras en el año 2017 los huracanes Irma y María azotaron sin piedad algunas islas del Caribe, en nuestro país estas tormentas no pasaron de mucha lluvia. Otro ejemplo es la tormenta Franklin, que tan pronto salió del territorio dominicano se intensificó a tal nivel que se convirtió en huracán categoría 2.

Cada año el territorio nacional  sufre los embates de algún fenómeno atmosférico.

Cada año el territorio nacional sufre los embates de algún fenómeno atmosférico.Listin Diario

Ya sea por suerte o por protección divina, la naturaleza parece ser bondadosa con la República Dominicana. No obstante, tal como dice la frase popular “ayúdate que yo te ayudaré”, es tiempo de tomarnos en serio el tema del cambio climático.

Según el informe “Cambio Climático 2021: Bases físicas” del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el calentamiento global ya está afectando el clima y la ocurrencia de eventos extremos en varias regiones del mundo, aumentado la frecuencia e intensidad de las olas de calor, los ciclones tropicales, las sequías y las inundaciones.

Este estudio también indica que los territorios costeros sufrirán la combinación de eventos extremos que elevan el nivel del mar y excesivas precipitaciones pluviales, por lo cual las inundaciones serán más frecuentes. Esta es una seria advertencia para los países como la República Dominicana.

Aunque en el país hemos “corrido con suerte” en estos años, la verdad es que cuando nos impacta un desastre natural se lacera gravemente nuestra economía. En un estudio realizado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo se muestra que los eventos atmosféricos en el período 1961-2014 tuvieron un impacto económico promedio de 0.7% del PIB, siendo el año 1979 el de mayores daños debido al paso del huracán David y la tormenta Federico, fenómenos que golpearon la economía en un 16% del PIB.

Si bien hace décadas que no enfrentamos una combinación letal como la de 1979, lo cierto es que el cambio climático aumenta cada día más estos riesgos, razón por la cual tenemos que irnos preparando para que “nos agarren confesados”. En el proceso de adaptación al cambio climático y sus efectos en eventos climáticos extremos, es de especial importancia la inversión en infraestructura para la resiliencia. Esta infraestructura incluye presas y acueductos para el almacenamiento de agua, mejoras en los muelles de carga, actuaciones en cauces de ríos para evitar inundaciones, entre otros.

Al respecto, en el Plan Nacional de Infraestructura 2020-2030, publicado a inicios de agosto 2020 por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, se identifican las obras de mayor importancia para la resiliencia climática, incluyendo los montos estimados de inversión por cada proyecto.

En particular, una inversión de vital importancia es el mejoramiento del drenaje pluvial y sanitario del Gran Santo Domingo, a fin de poder manejar el exceso de lluvia de una forma más eficiente. Esta inversión también ha sido estudiada a nivel técnico y presupuestario, al punto que la CAASD presentó en el año 2012 el “Plan Maestro de Alcantarillado Sanitario del Distrito Nacional y la Provincia de Santo Domingo”, el cual consiste en un conjunto de obras que mejorarían el tan olvidado drenaje pluvial y sanitario del Gran Santo Domingo. No obstante, la mejora de la resiliencia del país a los eventos climáticos extremos no se limita a “cemento y varilla”. Resulta extremadamente importante el aumentar la cobertura de parques y áreas verdes en las urbanizaciones de las principales provincias del país, a fin de que una parte del exceso de agua durante las lluvias pueda filtrarse al subsuelo.

En otros casos, lo que se requiere es planificación y mejor criterio de inversión. Lamentablemente, durante años los gobiernos han ido sobre asfaltando las calles del país al punto que en algunos tramos la calle está por encima de las aceras, algo que complica nuestro ya desfazado sistema de drenaje.

Sobre estos últimos elementos señalados, el urbanista dominicano y catedrático internacional Marcos Barinas ha sido enfático en la necesidad de implementar una respuesta integral al tema del manejo del agua, resaltando todo lo relativo a la planificación. En una entrevista reciente señaló que más que un déficit de infraestructura, en el país tenemos un déficit de planificación.

En conclusión, como guerra avisada no mata soldado, todos los organismos internacionales nos han estado avisando de que en el mediano y largo plazo seguirá aumentando el riesgo de eventos climáticos extremos, mientras que organismos y expertos nacionales han identificado las obras e intervenciones necesarias para manejar estos fenómenos atmosféricos. Ya queda de nosotros implementar estas recomendaciones a fin de que “nos agarren confesados”.