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Lo raro de Pedernales

A dos días de su anuncio reeleccionista, Luis Abinader se apresta a hablarle al país en ocasión de su tercer año de gestión. Fecha y lugar son propicios: su discurso de rendición de cuentas “alternativo” será el grito de guerra que movilizará a todo el gobierno; el lugar, absolutamente simbólico, Pedernales es el epicentro de la gran apuesta del gobierno, el corazón de su legado, su pase hacia la historia.

La racionalidad financiera no alcanza para explicar el empeño gubernamental de desarrollar el polo turístico desde cero. El gobierno ha concentrado esfuerzos y recursos en una porción de territorio que electoralmente no justifica la inversión, pero, sin embargo, le permite saldar una de las deudas sociales más injustas, la del enorme atraso de toda una región hermosa, llena de gente buena y trabajadora.

El discurso enumerará los hitos de su tercer año de gobierno y, a la luz del video del domingo, convertirá el argumento de la honradez en una disyuntiva moral y ética; una “Línea de Pizarro” que los electores deberán decidir si cruzan o no, lo demás serán números, estadísticas y cifras que la oposición saldrá a desmentir… como le corresponde.

Frente al presidente habrá kilómetros de playa de blancura indescriptible, pinceladas por el azul turquesa de un mar alucinante; allí redoblará su apuesta por un modelo de turismo sostenible que involucre a la gente de la región; que sea un referente nacional e internacional de colaboración público-privada; de buenas prácticas ambientales; pero, a sus espaldas estará una historia que se resiste a morir y que será determinante en el futuro próximo.

Minería y turismo pueden (y deberán) coexistir en Pedernales, porque el Estado dominicano no podrá dar la espalda a una realidad incontestable: la existencia de “tierras raras” en la Reserva Fiscal Ávila estimadas en 20 millones de toneladas por valor de 90,000 millones de dólares, que convertirán al país en la cuarta reserva mundial.

Es hora de aceptar la realidad: somos un país bendecido con sol, playa y arena… sí, pero también por reservas de minerales estratégicos invaluables en el actual contexto geopolítico mundial.

Pedernales confía, ya que muchas promesas imposibles han sido cumplidas, toca ahora pensar en un desarrollo integral que una al pasado con el presente, nos proyecte hacia el futuro y nos permita tener lo mejor de los dos mundos.

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