pensando
Carencia de principios
En este sistema político empresarial desgastado, la falta de oportunidades es abono para la sustitución de los paradigmas de honestidad por los del crimen y la estafa. La búsqueda del dinero sucio se justifica por encima de la superación en base a la preparación técnico, profesional y familiar. La política no ha dado respuesta a la concepción ética del crecimiento y superación humana. Ser un caballero, y sobre todo una dama, es una especie en extinción, ya que solo el estatus económico importa para escalar la sociedad con el poder adquisitivo como prioridad. Al margen de las normas éticas de conducta, la impunidad les permite la transformación de los principios morales. Hoy no se nutre el acervo cultural con ilustración; nos convertimos en comerciantes de enlatados que solo sirven para desorientarnos en la identidad de nuestros valores cívicos y culturales. Esta transculturación nos hace perder nuestra identidad ciudadana por la mediatización proclive al narco, al crimen y a lo anti patriótico, fomentando una superación ilícita divorciada de las buenas costumbres. Es lamentable ver cómo los estereotipos que hoy dominan la comunidad representan el desfalco al erario y el narco crimen. La orientación de nuestra juventud no se hace esperar, frenando la descomposición social, educando curricularmente la inserción de valores y principios en el pensum de las escuelas, para evitar la desintegración de la célula más importante de la sociedad, la familia. Estamos a tiempo con valor y voluntad política.