fundación salesiana don bosco

¡A la clase! ¡Ya es hora!

En agosto la familia, la escuela y la sociedad en general orientan los esfuerzos, las iniciativas y los planes para iniciar la labor educativa. La familia y la escuela se necesitan recíprocamente, para construir el presente y el futuro educativo de los jóvenes. Y, en consecuencia, se ha de establecer un clima de participación y comunicación fluido entre ambas instituciones.

La familia y la escuela están insertas en realidades sociales tan disímiles y contradictorias que necesitan centrar sus mejores esfuerzos en el entrenamiento continuo de los educandos, sobre todo, la capacidad analítica, interpretativa y crítica para no dejarse doblegar por las malas prácticas, sino dejarse conquistar por las buenas; para formar en valores, en las virtudes y combatir las conductas reñidas con la ley, la ética y la moral.

El crecimiento de los hijos depende del comportamiento exhibido por los padres y por los ciudadanos. Un docente y un progenitor han de asumir la responsabilidad de acompañar a sus destinatarios a ser persona; de ayudar a descubrir y ejercer responsablemente, la libertad; de actuar con convicciones y con motivaciones sólidas; de acompañar la fragilidad, respetando la identidad; y, de ayudar a descubrir, a educar y a conquistar la libertad.

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