SIN PAñOS TIBIOS

Empezó la larga marcha

Oficialmente, el día 02 de julio arrancó la precampaña electoral. Es decir, que todo este desmadre en afiches, anuncios, vallas, marchas y juramentaciones no eran campaña, porque recordemos que nuestra constitución incorpora una batería de derechos fundamentales de tercera generación, entre los cuales, hacerse el pendejo, es uno que la Junta Centra Electoral ejerce magistralmente.

Hecho el desahogo de lugar, queda asumir la realidad de que estamos en campaña y que esta vez es algo más que cuatro años lo que se juega. Quizás sin saberlo, los candidatos bailan sobre una pista que pronto se la llevará el viento; un tiempo de tormenta recorre el continente y sería de ilusos pensar que esta vez la arritmia histórica nos salvará; sería más prudente tomar previsiones… pero no, sería mucho desear.

A once meses de las elecciones Luis Abinader continúa en un sólido primer lugar, con proyecciones de ganar en primera vuelta, por las mismas razones que ganó en 2020: unos adversarios divididos. Un Leonel Fernández renacido y en constante crecimiento no podrá pactar con un Abel Martínez que no despega, si por el medio existe un Danilo Medina que sólo piensa en salvarse y en mantener su hegemonía, y aunque Balaguer e Hipólito son buenos ejemplos de cómo incidir y decidir, los tiempos y los contextos son diferentes para intentar replicar su ejemplo.

Que hoy la reelección en primera vuelta sea “un clavo pasao” no quita que de aquí a mayo el panorama pueda cambiar. Si el gobierno no cambia en agosto le será poco convincente seguir hablando de cambio; pero si Leonel basa su estrategia en el redentorismo mesiánico del que tenga sed “venga a mí y beba”, a sabiendas de que el agua disponible es poca, entonces, quizás no podrá cruzar su Sinaí; aunque a él todo le debe dar igual, porque ante la historia ya está pago y el remonte del 2019 a 2023 ha sido épico.

Mao estaría orgulloso de la estrategia de las auditorías, toda purga requiere una razón, aunque la razón sea la propia purga; agosto está cerca, pero, en dos ocasiones también lo estuvo… Si Luis quiere cruzar las embravecidas aguas del río de la reelección deberá apretar las correas de su montura, cambiar lo que tenga que cambiar y deshacerse del peso muerto… no hay de otra.

En definitiva, no es la reelección de Luis lo que estará en juego en 2024, es el “ser o no ser” de todos los proyectos que aspiran desde ya a sucederle lo que se definirá en mayo, aunque algunos no estén trabajando en esa dirección y el ego les impida verlo.