La verdad ¿Qué es la verdad?

La verdad, qué es la verdad?, le preguntó Pilato a Jesús. Y esta pregunta no aparece en la Biblia por casualidad, sino que es un mensaje que Jesús quiere enviar en su momento de mayor sufrimiento corporal y espiritual de su Pasión, porque ya estaba humillado en golpes y en acusaciones infundadas, y se sentía abandonado por los suyos, y ese mensaje iba dirigido a los políticos, porque Pilato era la máxima autoridad del poder político y militar, y para que sepamos claramente que a los políticos les es muy difícil entender y practicar la verdad. Para que sepamos que con ellos habrá una lucha constante en mantener levantada la verdad en astas, tal y como el periodismo responsable está consagrado a mantenerla, para preservar su existencia, porque así se hace creíble en su empeño tesonero por ejercer una profesión de fe, en la verdad limpia, sin manchas. Con ese corto diálogo de Jesús con Pilato, podemos interpretar que, para los políticos, la verdad es un misterio, porque ese misterio es propiedad de Dios, don otorgado a los seres humanos, junto a los de la libertad y la justicia. Por eso, cuando los políticos actúan con la opresión, ejerciendo la soberbia y la prepotencia que les otorga un poder temporal en su lucha contra Dios, aniquilan esos tres dones: la verdad, la libertad y la justicia. Porque la opresión es contraria a las leyes naturales y universales. Y es más claro ese compromiso con la verdad en la respuesta de Jesús a Pilato; “Todo aquel que es de la verdad oye mi voz.” Porque la verdad duele, por ser verdad. Nada de lo de Jesús es fácil. Todo lo de Jesús duele porque desenmascara hipocresías. Por desenmascarar hipocresías murió por la verdad, y la misión de nosotros, los cristianos de hoy, es mantener siempre en el tope esa verdad, aunque les duela a otros, y por ella seamos semillas de germinación de la verdad en este mundo egoísta lleno de mentiras y falsas posturas. Esa es la misión que hemos escogido y por la que seguiremos luchando, al igual que aquellos que cayeron en el Coliseo Romano, y con sus valientes ejemplos les dieron energía al crecimiento y expansión de los espíritus de la verdad, de la libertad y de la justicia en el mundo. Porque la verdad nunca morirá, porque nació con el ser humano junto a su libertad y a la justicia como causa de redención, como dones sagrados otorgados en el día de su creación.

La-verdad

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Termino citando La Palabra de este domingo 25 muy apropiada para este tema. Porque el que cree y práctica La Palabra, nunca tendrá miedo porque descansara en la protección y cuidado de Dios. El profeta Jeremías dice; “Oía el cuchicheo de la gente: pavor en torno; delátenlo, vamos a delatarlo. Mis amigos acechaban mi traspiés; A ver si se deja seducir y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él. Pero el Señor está conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará”. Y en el Evangelio según San Mateo; Jesús les dijo a sus apóstoles: “No tengan miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche díganlo en pleno día, y lo que escuchen al oído pregónenlo desde la azotea. No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”.

Porque la Luz venció a la Oscuridad la noche de la Resurrección. Siempre los cristianos seremos luz, sin tener temor para iluminar a aquellos que se pierdan en la oscuridad, a encontrar de nuevo el camino que los lleve a practicar la verdad, la libertad, y la justicia.

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