ideando
Violadores impenitentes
La vocación de los dominicanos por violentar todos los procesos es de antología. Establecemos algunas reglas y luego, cuando advertimos que perjudican a alguien, le buscamos “un bajadero” para salvar la situación.
Somos expertos en saltar normas. Somos indisciplinados e irrespetuosos de las reglas en todos los sentidos. Somos violadores impenitentes.
La JCE establece las fechas oficiales en que se debe dar inicio a la publicidad política, pero los propios candidatos de los partidos, apelando a subterfugios publicitarios cuestionables, llenan el país de vallas con discursos aparentemente inocentes.
Las autoridades disponen de que en algunas calles solo se pueda transitar en una determinada dirección, pero la frecuencia con que se viola esa disposición y la indiferencia de las autoridades, terminan por anular la medida y la vía vuelve a su estado original a fuerza de transgresión.
Somos infractores por naturaleza. Nos gusta saltar las reglas.
Tenemos una vocación inaudita por el desorden.
Cuando en las carreteras se forman grandes congestionamientos de tránsito por accidentes o por reparaciones en la vía, los más “inteligentes” toman el paseo para avanzar y exhibir su indecente “viveza”.
Nos gusta incumplir para provecho personal, aunque para ello tengamos que violentar principios de educación, civismo, decencia, etc. ( Y hasta celebramos nuestros incumplimientos como si fueran gestos de heroísmo que nos engrandecen).
El letrero “NO PISE LA GRAMA” se coloca para advertir a aquellos que con tal de acortar distancia, pasan por encima de ella sin importar su maltrato y sin rubor alguno.
Muchas advertencias las leemos y a pesar de ello las ignoramos: El SILENCIO en los centros médicos y hospitales, los celulares que timbran en medio de una predica en las iglesias, los limites de velocidad al cruzar por las escuelas, etc.
Y ni hablar de LOS PARE: en este país nadie respeta esta señal, absolutamente nadie. Y como ella otras que son realmente ignoradas por los conductores.