Enfoque

El impacto del entorno en las decisiones diarias

La Programación Neurolingüística pone sobre la mesa el papel del impacto emocional que el entorno causa en nuestras decisiones.

Toda decisión es emocional. Creemos que nuestras decisiones son tomadas de manera racional pero el impacto del entorno sobre nuestro sistema límbico o emocional registrado en el subconsciente ya le había ganado la carrera, solo que no somos plenamente conscientes de ello.

Las últimas investigaciones reconocen una base emocional meta-consciente, en contra de lo que se pensaba décadas atrás y las funciones ejecutivas del cerebro (necesarias para razonar, planificar, elegir cursos de acción) no pueden operar a pleno sin autoconocimiento sobre la gestión emocional, según nos confirma Nestor Braidot, en su obra “Sácale Partido a tu Cerebro”.

Las emociones ya estaban cuando no existían las palabras. Son nuestra comunicación ancestral. Son repuestas automáticas. Cumplen una función adaptativa, por lo que no pueden catalogarse ni buenas o malas. Cada una aporta una dosis de beneficio en el momento que se producen en un determinado contexto.

Toda emoción es perceptible ante el ojo humano. Por lo tanto, el control emocional no existe, existe la gestión emocional a la que la evolución biológica agrega la razón como una recién llegada a la larga historia evolutiva, según nos agrega Braidot en el mencionado texto.

Por lo tanto, es imposible esconder una emoción sin que el cuerpo nos delate. La emoción es una respuesta psicofísica -mental y física- frente a una circunstancia determinada que se expresa a través de nuestra naturaleza corporal. El hombre tiene la capacidad de que hacer consciencia de las mismas (gracias a la neocorteza), para poder lograr una respuesta conductual apropiada.

La Programación Neurolingüística basada en postulados de la neurociencia propone que la inteligencia emocional es maleable. No es algo fijo, algo que nos viene dado y no podemos cambiar. Esta afirmación está basada en el descubrimiento del maravilloso fenómeno de la neuroplasticidad cerebral, que es la capacidad de crear nuevas conexiones neuronales y alterar las ya existentes, habilitándonos para el cambio y el aprendizaje no importa la edad, como resultado de la conducta y la experiencia.

Como primera recomendación para este propósito es lograr desarrollar una alta dosis de autoconocimiento. Hacer consciencia de cuándo me encuentro impactado por una emoción particular que puede poner en juego mis decisiones de una manera analítica y poder actuar sin perjuicio para mí o para los demás.

Segundo, comprender que los mapas de las distintas personas son distintos y están conformados por sus: creencias, valores, expectativas, la cultura, la familia, los medios de comunicación y el entorno, en sentido general. Todos esos factores forman parte de los denominados filtros perceptuales que nos hacen percibir una “realidad distinta” para cada uno.

De esa manera, la aceptación de otros modelos de mundo, base de la empatía, es necesaria para conformar una simbiosis en la modalidad relacional que manejamos con los demás y lograr adaptarnos a un entorno siempre cambiante.

La autora es Trainer Internacional de Programación Neurolingüística

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