PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA
En medio de persecuciones, los jesuitas crecieron en el siglo XIX
¡La Compañía creció sorprendentemente! Concentrémonos en el generalato del belga Pedro Beckx (1853 – 1887). Los jesuitas pasaron de los 5, 209 miembros en 1853 a 12, 070 en 1887. En 1853 se creó la Asistencia Inglesa para coordinar a los jesuitas que trabajaban en Irlanda (1860) y Misuri (1863) en los Estados Unidos. La Compañía alemana supervisaba a los jesuitas de Austria – Hungría que organizaron sus labores en 1871. Se fundó en Francia la provincia de Champaña (1863). La península Ibérica contó con nuevas provincias: Aragón y Castilla en 1863, Toledo y Portugal en 1880. En América del Norte se establecieron núcleos jesuitas en New York y Canadá (1869), Para 1879, Nueva York y Maryland eran provincias e igual New Orleans en 1880. En 1878, se institucionalizaban las labores jesuitas en Zambeza, África.
Vimos anteriormente el éxito de la revista La Civiltà Cattolica en Italia. Pronto nacieron otras publicaciones jesuitas similares: en Inglaterra (1864), Francia y Alemania (1865), en Holanda (1868), Irlanda (1873), Polonia (1884). En 1864 en Drongen, Bélgica se estableció una casa de ejercicios espirituales y en Avignon, Francia otra para jóvenes que pensaban ser jesuitas en el futuro.
Los jesuitas crecían y también sus miedos a provocar ataques en ambientes hostiles. Los jesuitas tuvieron que destinar algunos de sus hombres a defender su orden. El General Juan Beckx les recordaba a los jesuitas que no era conveniente tener “un amor desordenado a la patria”. Beckx no prohibía hablar “de las relaciones entre la Iglesia y el Estado”, pero prohibió “abordar cuestiones referentes al poder temporal de la Iglesia”. Era permitido disertar sobre “la libertad religiosa, pero con moderación y prudencia”. Beckx nunca intervino en el Vaticano I. Un grupito jesuita le comunicó a Pío IX que la pérdida de Roma un hecho providencial que abría las puertas hacia otro tipo de liderazgo. El Papa lo tomó a mal
Las persecuciones no cesaron. La Compañía fue expulsada “de España en 1854 y 1868; de Nápoles, Sicilia e Italia central en 1859-1860; de Alemania en 1872; de Roma en 1873; de Francia en 1880”. La sede administrativa jesuita tuvo que mudarse de Roma a Florencia y luego a Fiésole.
Conozcamos qué orientaciones apostólicas e intelectuales seguían los jesuitas, las causas perennes del antijesuitismo y un aliado extraño.