PUNTO DE MIRA

Ante el colapso del gobierno aumenta la delincuencia

El país está preocupado porque las pandillas controlan los barrios y las instituciones gubernamentales han colapsado: estamos sin gobierno. El cotejo de cada dependencia muestra estancamiento y retroceso. Vamos en la ruta haitiana.

Mientras el país va a la deriva, con la canasta básica altísima, se registra un endeudamiento desenfrenado con un fastuoso gasto en publicidad.

El análisis arroja el fracaso de cada uno de los servicios como Educación, Salud, seguridad pública, asistencia vial, el 911, Pasaportes, Obras Públicas, el servicio de agua potable, el Muro Fronterizo, la reforma agraria y el servicio carcelario, para citar algunos.

Ya la situación ha trascendido: el gobierno de Estados Unidos advierte a potenciales turistas sobre los riesgos que entraña visitar la RD donde hasta la Procuradora General de la República vive bajo amenazas.

Cada día un nuevo escándalo en la administración pública agrava el desencanto de vivir en el país y presiona al viaje riesgoso que sigue cobrando vidas.

Estamos ante un gobierno fullero que promete y no cumple. Ante cada escándalo hacen declaraciones que no pasan de ser palabras como el fiasco llamado censo que pese a invertirse tres mil millones de pesos no pagan a los trabajadores y siete meses después nada sabemos de ese conteo errático.

El presidente Luis Abinader promete tierras a campesinos del sur, pero solo entrega un papel porque las parcelas son ocupadas por gente del gobierno; aunque se comprueba que miembros del PRM involucrados en drogas cobran en el Estado, varios funcionarios desacatan sentencias como ocurre con Impuestos Internos y el Tribunal Constitucional.

Entre tanto, en Pasaportes, además de falta de libretas, ronda el descredito en una licitación para imprimir un millón de documentos de viaje y en Haití los cerrados consulados dominicanos siguen emitiendo visas.

Los barrios de sufren las disputas territoriales de pandillas que han costado vidas de inocentes y han alterado las vidas de los ciudadanos frente la inoperancia de la autoridad, como ocurre en Haití.