Panamá no se parece a Martinelli
La elección de Ricardo Martinelli es otra prueba más de la decadencia de la política panameña y de la debilidad institucional.
Una vergonzosa elección en la que la suma de todos los votos representa menos que las firmas que tiene un precandidato independiente.
Habiéndole sacado del bolsillo de los panameños más de un millón trescientos mil dólares, que bien harían en devolver al Tribunal Electoral.
Se ha convertido en “candidato presidencial” al tiempo que es juzgado por corrupto y lavador de dinero. Más del “juega vivo legalizado”, escondiéndose de la justicia detrás de un estado de salud falso. ¡Esa es la propuesta para un país en crisis!
Todos sabemos que su candidatura no es motivada por los deseos de crear bienestar para Panamá, sino que busca la impunidad y seguir saqueando al país. Ha comprado un “fuero penal electoral” para seguir huyendo a la justicia.
En su primer discurso propone la violencia a los panameños diciendo “me tendrán que matar”.
Exijo a las autoridades electorales detener este tipo de discurso que ensucia más la política.
Si en este país la justicia funcionara, Ricardo Martinelli no sería candidato a presidente ni a nada.
El problema es que los políticos corruptos siguen burlándose de los panameños.
Después de las elecciones de Ricardo Martinelli queda claro que estamos frente a un mito donde la sombra es más grande que el pequeño hombre que hay detrás de la cortina donde se esconde.
Lamentablemente, parece agrandarse ante el silencio de una dirigencia política que busca el poder sin luchar por la democracia.
Panamá no se parece a Martinelli.
Lo sé por qué lo he caminado de frontera a frontera nuestro país.
No somos corruptos ni lavadores. Somos mejores que eso.
Es hora de actuar, de ser conscientes de la ruta criminal y autoritaria en la que nos quieren meter.
Es hora de elegir la honestidad, la decencia, el futuro de nuestros hijos y nietos.
Es hora de solucionar los problemas de los panameños y no robarse su futuro.