El orden en casa, nuestra“Casa Común”

5 de junio, día Mundial del Medio Ambiente. Este día nos recuerda que somos un todo. Que vivimos en este planeta y hasta ahora ninguna especie viva, puede sobrevivir en ninguno de los planetas de este sistema solar. Las condiciones para que nuestra forma de vida se dé, sólo existen aquí.

El Papa Francisco en su carta encíclica social ecológica “Laudato Si” le llama la “Casa Común”, porque es la casa de todos nosotros. Pero al igual sucede con nuestra casa particular donde vivimos, esta “gran” casa la hemos maltratado. Tratamos siempre de mantener nuestro hogar limpio, organizado, iluminado y protegido, pero no siempre lo hemos hecho con el planeta.

En estos últimos siglos, sobre todo con los avances de la ciencia y el desarrollo humano que está basado en el uso y procesamiento de elementos de los recursos naturales, hemos abusado a nivel de haber incluso acelerado la extinción de varias especies.

Todas las especies desde el punto de vista biológico, dependen de cierta estabilidad para sobrevivir con varios de los elementos presentes en nuestra atmósfera. Ninguna especie viva sobrevive sin agua, sin aire y sin un suelo adecuado para la producción de los alimentos.

Dice el Sumo Pontífice que: “La destrucción del ambiente humano es algo muy serio, porque Dios no sólo le encomendó el mundo al ser humano, sino que su propia vida es un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación. Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en «los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad» Laudato Si (6)”

Entonces volvemos a cuestionarnos y preguntarnos de forma personal, colectiva, institucional, gubernamental, empresarial y mundial; ¿estamos siendo parte del cuidado de la naturaleza o estamos siendo parte del daño con nuestras acciones?

Hoy vemos como nuestros desechos sólidos están alterando y contaminando los elementos necesarios para la vida. Seguimos consumiendo cada vez más en desorden y no cambiamos nuestros estilos de vidas como para que eso cambie. Cada botella plástica, funda, vasos de plástico y de foam, platos desechables, envases, cepillos dentales, máquinas de afeitar, desodorantes, etc, que se encuentran en las cañadas, ríos o mares; son usados por nosotros. Falta de educación, leyes claras organismos serios y éticos y un verdadero régimen de consecuencias se suma a que el problema crezca cada vez más.

Hoy asistimos a cambios en el clima. Muchos ven el calentamiento global o el cambio climático como fábula. Una cosa es reconocer las consecuencias de esos cambios y otra decir que son culpa únicamente del ser humano. A ciencia cierta nuestra forma de vida actual está alterando el clima y el orden natural del planeta y no hay que ser científico para darse cuenta.

Hoy se observan cientos de ríos que de pequeños nos bañábamos y que simplemente no existen porque o están secos, o están contaminados. ¿Nos hemos preguntado qué pasó?

Nuestro país cuenta con un marco jurídico, sino bueno, suficiente como para mantener los recursos naturales de forma sostenida. El tema es que la mayoría piensa que no hay cultura de cumplir y mucho menos régimen de consecuencia a quien la incumple. Da pena y miedo ver como llevamos años asistiendo al robo de materiales de construcción extraídos de los ríos y no ha habido gobierno de los últimos años, que haya podido detener ese mal. ¿Quién vende esos materiales y quien los compra? ¿Hay autoridad o no? ¿Hay leyes o no?, ¿hay Ministerios o no? ¿Hay presupuesto para cuidar, educar, fiscalizar y penalizar todo lo que tiene que ver con nuestro Medio Ambiente o no?

Cada dominicano debería hacerse la pregunta de qué hace para cuidar su entorno: “¿Yo limpio o yo ensucio?”, “qué hago cuando tengo un vaso o botella plástica y termino de usarlo”, “cierro las llaves de agua que veo abiertas y disminuyo la cantidad de agua que consumo?, ¿ahorro energía eléctrica y apago los equipos que no uso?, “¿mantengo en mantenimiento mi vehículo para que no emita contaminantes a la atmósfera?”, “enseño a los niños a no tirar basura en la calle?”, ¿En la familia estamos sembrando el amor y cuidado por nuestro ambiente o no?

Es penoso que la ley de “orden territorial” llegara tan tarde, ya hay cosas que no se podrán ordenar. No tenemos la seguridad de que las leyes ambientales que faltan serán adecuadas, como pasa en la actualidad con la ley del agua. ¿Cómo es posible que hayan pasado tantos periodos congresuales después de la ley 64-00 del año 2000 y 23 años después no se hayan logrado leyes que cuiden adecuadamente nuestros recursos naturales?

Hoy queremos felicitar y alentar a todos aquellos que dedican su vida al estudio y cuidado de los recursos naturales y medio ambiente: biólogos, ecólogos, veterinarios, botánicos, geólogos, físicos, etc. que con sus conocimientos científicos nos ayudan a cuidar nuestra isla y muchas veces los catalogamos de exagerados o incluso de mentirosos y son ellos y diversos organismos los que nos revelan la verdad científica de la realidad ambiental. Gracias por no desfallecer en esa tarea que muchas veces lo hacen sin ni siquiera tener los recursos para ello.

La Iglesia Católica Dominicana ha dedicado este año al mantenimiento del valor humano de la “honestidad”. Este mes de junio el valor es: “Honestidad con la Creación”. Todo creyente en Dios debe tener la conciencia clara de que no puede vivir cometiendo como decía San Juan Pablo II, cometiendo “pecados ecológicos”, pues posee una “conciencia ambiental” que no se lo permite. Hagamos hoy día Mundial de Medio ambiente un mea culpa y pasemos balance cada día de si estamos haciendo el bien o el mal en relación al cuidado de nuestra Casa Común. Es urgente y es un reto mantener el cuidado de esta isla hermosa llena de recursos naturales que Dios nos regaló.

El autor es Secretario Ejecutivo de la Pastoral de Ecología y Medio Ambiente de la Conferencia del Episcopado Dominicano.

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