Mientras el aumento imparable del costo de los alimentos recorre como fantasma el planeta, castigando a todos sin excepción, a ricos y más especialmente a pobres, despertando inquietud y desequilibrios sociales, República Dominicana mantiene su cohesión social y su sistema democrático, tomando medidas para aminorar mitigar los impactos de estas alzas de precios. A escala mundial, los alimentos están subiendo y dejando sus marcas en casi todo, afectando los bolsillos de la población, pero definitivamente es el precio de la comida que golpea con mayor dureza. Se siente en todos lados, desde las grandes economías como Estados Unidos o los países de la Unión Europea, hasta los países más pobres situados a ambos lados de los hemisferios.

Por tanto, este fenómeno no es único de República Dominicana, que sí se ha constituido en un ejemplo en el mundo, por su buen desempeño para evitar una crisis más profunda, aun en medio y después de la pandemia de coronavirus y los efectos de la guerra ruso-ucraniana que desestabilizó las cadenas de suministro mundial de alimentos.