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Beisbol dominicano, ¿sueño o pesadilla?

El béisbol en la Normal y posteriormente en el Estadio Quisqueya bajo luces en 1955 se conoce como el béisbol romántico, porque la prioridad era llegar a las Grandes Ligas y lograr el sueño de pisar el mejor béisbol del mundo, rompiendo las barreras del racismo y sembrando con orgullo la nacionalidad dominicana. El incentivo económico no era el único móvil de alcanzar el triunfo cuantificando su nivel económico en un contrato multianual y en el caso de un prospecto, en el bono que pudiera recibir en metálico. La formación de un atleta es un intangible trascendente porque su imagen y prestigio futuro en la industria está por encima de las remuneraciones económicas individuales. En el presente, encontramos una competencia inescrupulosa induciendo a niños menores para llegar al estrellato con la administración de sustancias ilegales, que han servido de soporte para aumentar el rendimiento y lograr futuras marcas traducidas en dinero. Entendemos que la educación del pelotero desde las escuelas es vital para alcanzar un buen nivel académico y de no poder insertarse en el béisbol organizado de EU, no vivir una pesadilla. La ineludible e impostergable responsabilidad de la industria del béisbol dominicano es proteger la capacitación de nuestros beisbolistas desde la escuela hasta alcanzar el profesionalismo, para que ese sueño pueda hacerse realidad con base en la educación que siempre les permitirá despertar siendo útiles a sus familias, y a la sociedad dominicana.