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Reflexionando sobre los primeros seis meses de la pandemia
Desde la declaratoria de emergencia de salud pública internacional (PHEIC, en inglés) el 30 de enero de 2020 han pasado mil 191 días, hasta que este 5 de mayo de 2023, tras tres años de haberse identificado el SARS-CoV-2 como causante de la COVID-19 la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya puesto fin a la PHEIC causada por el mismo. No obstante, existen múltiples razones por las que llegamos a esta emergencia luego pandemia, y es de vital importancia conocer su anatomía y los puntos más importantes para atacar y evitar una futura emergencia de este tipo.
En República Dominicana (RD) se registró el primer caso oficial de COVID-19 el 29 de febrero de 2020. El 31 de marzo de 2020, el presidente de la República Dominicana a través de Decreto 140-20, creó el Comité Presidencial para Gestión de Emergencia Sanitaria (CEGES) Covid-19. El Comité se encargó de crear colaboraciones público-privadas, así como de desarrollar políticas públicas, estrategias y operaciones para combatir el COVID-19 a nivel nacional, creando sinergias público-privadas y escalabilidad con exitosos resultados. La pieza central de la estrategia del Comité de Emergencia COVID-19 fue el “Modelo de Valor Público en Crisis” pilotado exitosamente el 12 de abril de 2020 en San Francisco de Macorís (SFM) provincia de Duarte integrando diferentes elementos operativos de gestión de emergencias y modelos epidemiológicos formales.
El valor público se refiere al valor creado por el gobierno a través de servicios, leyes, regulaciones, y otras acciones que buscan producir resultados que generen valor, en este caso valor definido por métricas epidemiológicas internacionales. En el caso del #PlanDuarte este modelo fue ejecutado exitosamente con fuertes colaboraciones público-privadas y al lograr control epidemiológico en la provincia Duarte, se pudo lograr un mayor control de la pandemia a nivel nacional y de esta forma comenzar la desescalada, abriendo la economía en varias fases, descongestionando hospitales y permitiendo el crecimiento económico.
La pandemia de COVID-19 nos ha enseñado varias lecciones importantes en los últimos tres años. Estas lecciones incluyen la necesidad de preparación e inversión en infraestructura de salud pública, la importancia de la colaboración y la solidaridad mundial, la importancia del desarrollo rápido de vacunas y la distribución equitativa, la necesidad de sistemas de atención médica adaptables y enfoques innovadores como la telesalud, el papel crucial de la confianza y comunicación clara, los impactos socioeconómicos y la necesidad de sistemas de apoyo, el enfoque en la salud mental y el bienestar, y la importancia de prácticas sostenibles para prevenir futuras pandemias. Estas lecciones brindan información valiosa para fortalecer los sistemas de salud mundiales y prepararse para futuras crisis de salud.
Desde nuestra perspectiva y reflejando estos últimos 3 años podemos resumir las lecciones aprendidas en tres puntos:
1) LA UNIÓN HACE LA FUERZA Y LA IMPORTANCIA DE SOLUCIONES COLABORATIVAS LOCALES Y GLOBALES
La pandemia enfatizó la importancia de la colaboración y la solidaridad internacional para combatir los desafíos de salud global. La cooperación entre gobiernos, científicos y organizaciones facilitó el desarrollo y la distribución de vacunas, tratamientos y recursos vitales. Los modelos colaborativos público-privados y publico-académicos funcionaron. La respuesta de una pandemia amerita la colaboración transdisciplinaria, implica esto la colaboración y la coordinación entre múltiples disciplinas y sectores para abordar los desafíos que esta pueda representar. Este enfoque reconoce que COVID-19 no es solo un problema médico, sino también social, económico y político que requiere una respuesta integral e integrada.
Como ejemplo de modelo de colaboración público-privado tenemos la exitosa creación y operacionalización del Modelo de Valor Publico En crisis #PlanDuarte, ya descrito donde de una forma estratégica unieron fuerzas el sector público- privado y gobierno local y central para llevar una solución contundente y efectiva al importante brote que desafiaba la salud de San Francisco de Macorís y la provincia Duarte.
En nuestro país las universidades brindaron apoyo a las intervenciones realizadas desde el estado, respondió intensificando los esfuerzos de prueba, incluida la expansión de la capacidad del laboratorio, (más de 50 mil pruebas realizadas en todo el país), diseño de modelos para el manejo de cuidados intensivos, realización de pruebas en las comunidades, y distribución de materiales de prevención, y el apoyo en la jornada nacional de vacunación contra la COVID-19. El Comité Científico Internacional creado en el 2020 con expertos académicos de Republica Dominicana, Estados Unidos Y España, estos ayudaron a dar claridad a las turbulentas aguas de evidencia científica en ese momento.
Los profundos impactos socioeconómicos (shock) de la pandemia incluidas la pérdida de empleos, disrupciones de líneas de logística, las recesiones económicas y las interrupciones educativas, reiteran la importancia de colaboraciones interdisciplinarias y subrayan la necesidad de sistemas de apoyo integrales a nivel global para mitigar las consecuencias y garantizar la resiliencia frente a futuras crisis.
2) LA VERDAD NO SE ESCONDE Y LA CIENCIA NO MIENTE
La pandemia de COVID-19 tuvo efectos mixtos en la reputación de la ciencia. Destacó la importancia de la investigación científica y la experiencia, aumentando la confianza pública y mostrando la eficacia de la colaboración científica y el rápido progreso en el desarrollo de vacunas. Sin embargo, los desafíos, las incertidumbres y los hallazgos contradictorios generaron escepticismo ocasional y erosionaron la confianza en la ciencia. La afluencia de información errónea y teorías de conspiración complicó aún más los esfuerzos para comunicar información precisa. La ciencia abierta y el intercambio de datos desempeñaron un papel positivo en el fomento de la transparencia y la credibilidad. Abordar la información errónea, mejorar la comunicación científica y promover la transparencia son cruciales para mantener y restaurar la confianza pública en la ciencia.
Generar confianza y una comunicación clara con el público son cruciales para manejar una crisis de salud. La información transparente y precisa, combinada con una comunicación de riesgos eficaz, puede ayudar a frenar la desinformación, promover el cumplimiento de las medidas preventivas y facilitar la cooperación pública.
La evidencia científica jugó un papel crucial en la respuesta al COVID-19 no solo aquí en la RD, sino a nivel global. Desde los primeros días de la pandemia, los científicos y expertos en salud pública trabajaron incansablemente para comprender el nuevo virus y desarrollar estrategias efectivas para contener su propagación y tratar a quienes enfermaron, desde la RD se analizaban las nuevas comunicaciones científicas, y los mecanismos de adecuar dichos hallazgos en la respuesta rápida.
3) LA PREPARACIÓN ES CLAVE DEL ÉXITO Y LA EXPERIENCIA NO SE IMPROVISA
La pandemia destacó la necesidad crítica de preparación global para responder de manera efectiva a futuras crisis de salud. La inversión en infraestructura de salud pública, sistemas de alerta temprana y sistemas de salud sólidos es crucial.
Los sistemas de atención médica deben ser adaptables y flexibles para responder de manera efectiva a las crisis imprevistas. Las estrategias como la telesalud, el monitoreo remoto de pacientes y las cadenas de suministro ágiles han demostrado ser valiosas para brindar servicios de atención médica durante la pandemia.
Se articularon desde el inicio en el CEGES instituciones con importante experiencia en operaciones y gestión de crisis como son el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) y el Ministerio de Defensa (con el Centro C5i) para de esta forma contar con esa experticia acumulada tan importante para el éxito de la misión.
Estas lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 brindan información valiosa para fortalecer los sistemas de salud mundiales, promover la resiliencia y prepararse para futuras crisis de salud.
Todos estos elementos se deben comprender desde la perspectiva local, regional y global, desafortunadamente la pandemia de la COVID-19 coincidió con períodos electorales y sociales muy convulsos, en RD unas elecciones suspendidas generaron grandes movilizaciones sociales. Estas manifestaciones provocaron una dialéctica visceral sobre las iniciativas del ejecutivo frente a la pandemia, es decir, politizamos todo lo relacionado a la misma. Y este debe ser una de las grandes lecciones que nos dejó a nivel local; la politización de las vidas humanas es inmoral.
Concluyendo, la COVID-19 requirió que expertos de diversos campos, como salud pública, epidemiología, biología molecular, biotecnología, economía, sociología, psicología y bioética, estos campos se comunicaron entre sí; compartiendo sus conocimientos y experiencia para desarrollar estrategias más efectivas para prevenir la propagación del virus, tratar a las personas infectadas y abordar los impactos más amplios de la pandemia en la sociedad dominicana. Para ello se creó en el Comité de Gestión Sanitaria de la Pandemia COVID-19 (CEGES) aplicando como pilar central de la gestión el modelo de valor público colaborativo intersectorial e interdisciplinario con actores público-privados e integrando componentes como la mesa de gestión e inteligencia epidemiológica, investigación, diplomacia en salud, mitigación y respuesta operacional. Este modelo de gestión se basó en lecciones aprendidas en otras crisis sanitarias y emergencias de salud pública, así como en las recomendaciones redactadas por organismos internacionales. Con un enfoque basado en la colaboración entre diferentes sectores, como el gobierno, sector privado (salud y empresarial), la academia y grupos de la sociedad civil. EL documento publicado por la Facultad Latino Americana de Ciencias Sociales (FLACSO): Epidemiología crítica del SARS-COV-2 en América Latina y El Caribe, resume las acciones en Latino América durante el primer año de la pandemia y presenta de forma clara evidencia que las estrategias implementadas por el CEGES en el 2020 resultaron en una reducción en mortalidad por COVID-19 en RD, de 2 a 5 veces menor que los demás países de Latino América.
La realidad es que, como esta, surgirán otras pandemias, y durante las mismas, en las palabras de Anthony Fauci, “[..] manejando una crisis de salud pública, y la acción más importante que todos debemos hacer [..] es escuchar la evidencia científica”.
Dr. Robert Paulino-Ramírez, médico, virólogo, especialista en enfermedades tropicales e higiene. Titular de la Carrera Nacional de Investigación en Salud. Profesor de Medicina Tropical y Salud Global. Exdirector científico del comité de emergencia COVID-19 (CEGES).
Dr. Amado Alejandro Báez. Medico Emergenciólogo-Intensivista y Epidemiólogo. Profesor Investigador del Medical College of Georgia y la UNPHU. Asesor en Salud del Poder Ejecutivo y pasado Director Ejecutivo del Comité de Gestión de la Emergencia COVID-19 (CEGES). Presidente del Clúster de Salud de Santo Domingo y miembro del Consejo de Directores del Clúster Turístico de Santo Domingo.