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El Día del Trabajo y la mano de obra haitiana

Hoy es 1° de mayo, Día Internacional del Trabajo, que encuentra a República Dominicana en un alarmante desplazamiento de la mano obra dominicana por la haitiana ilegal, en diversas áreas de la economía.

La debilidad institucional del Estado, el afán de lucro de empresarios, patronos y un multimillonario negocio corrupto de tráfico ilegales en la frontera, son factores principales del grave problema de desnacionalización del trabajo en República Dominicana.

Lo más triste del caso es que el trabajador dominicano no tiene quien le escriba o lo defienda. Los sindicatos y centrales obreras prácticamente desaparecieron de República Dominicana.

Para ellos exigir el 80-20 dispuesto por el Código Laboral para defender el trabajo dominicano, no existe.

La clase y liderazgo político, salvo honrosas excepciones, no tocan el tema, por temor a chocar con intereses económicos empresariales y el poder extranjero.

La sociedad dominicana en general luce anestesiada, ni reclama, y parece no dolerle que los empleos no vayan a los dominicanos. Son signos claros de una disolución y nos empujan desde fuera para fusionarnos con Haití.

El desplazamiento de la mano obra dominicana, no sólo nos quita los empleos para nuestra gente. Deprime igualmente los salarios, manteniéndolos sumergidos.

Se busca, como en una ocasión reportó la cadena Fox, la fusión con Haití, convirtiendo a los dos países fundidos en un mercado de 20 millones de consumidores con mano de obra barata.

Ese es el target de grupos oligárquicos que trabajan con el poder extranjero. A ellos no les importa los empleos para dominicanos, sino la mano obra barata para maximizar sus beneficios económicos.

El trabajador dominicano celebra su día con un panorama sombrío, sin que se vea hasta el momento ninguna política de revertir el progresivo proceso de desnacionalizar la mano de obra de República Dominicana.

El tema del 80-20 y la desnacionalización del trabajo deben ser un eje esencial en el debate electoral que se avecina.

El electorado y los trabajadores dominicanos deben exigir definiciones claras a los candidatos presidenciales y congresionales, de todos los partidos.

Si no lo hace, el problema seguirá expandiéndose y terminará en un nivel irreversible que pondrá en peligro la existencia misma de la República.