La publicidad entre cornetas y bocinas

La importancia de la comunicación de los gobiernos es directamente proporcional a la magnitud de la gente a la que impacta sus políticas públicas, es por esto que se debe hacer el mas inteligentes y agudos usos de la publicidad gubernamental.

En República Dominicana se tiene como cultura la satanización del presupuesto destinado a este propósito. La oposición (no de hoy, sino la de siempre) ha criticado cada centavo destinado a este propósito, con sus razones, y sus temores. No me sumo a esa demagogia.

Sin embargo, más allá del uso de los recursos públicos para acomodar a las “cornetas” y a las “bocinas”, la dirección de este escrito procura la difusión del mensaje correcto, y por este término me refiero a información de valor para la población.

Que utilidad tiene más allá de lo político lo escuchar a un ministro hincándose con la palabra ante la presencia de un presidente? ¿De que sirve el ensalzamiento de un servidor publico cual Jesús en su ingreso a Jerusalén? Absolutamente de nada.

El enfoque de la publicidad del Estado debe ser un servicio a la sociedad y no un aborrecible spot de promoción vacía.

¿Acaso no tiene el Ministerio de Salud orientaciones sobre el buen alimentarse, prevención sobre virus estacionales o estímulos a chequeos preventivos de males que nos aquejan?

¿No cuenta INAPA y las corporaciones locales de servicios de agua con orientaciones para evitar derroche de agua útil? ¿Qué decir del Instituto del Transporte y Obras Públicas sobre las medidas para prevenir accidentes?

Así recorremos cada institución estatal, nos damos cuenta que colocamos una megaestructura de comunicación, que cuesta muchos millones al año, y que resulta inútil para la construcción de una mejor sociedad.

El autor es periodista y consultor en comunicación.

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