Panorama político
El jazz resurge impulsado por jóvenes intérpretes
Tras la pandemia del COVID-19, que cerró las salas, clubes y cruceros de jazz en todo el mundo, esa música clásica de Estados Unidos ha resucitado con vigor gracias a la nueva hornada de músicos y cantantes jóvenes que aseguran su futuro. En el Día Internacional del Jazz, mañana 30 de abril, hay celebraciones por todos los países, incluso República Dominicana.
En noviembre de 2011, la comunidad internacional proclamó dentro de la Conferencia General de la UNESCO, que el 30 de abril de cada año se celebrara el Día Internacional del Jazz, como forma de levantar los ideales de la libertad, el diálogo, la solidaridad y ayuda mutua entre los seres humanos unidos por esa forma musical.
Naciones Unidas considera que el jazz rompe barreras y crea oportunidades para la comprensión mutua y la tolerancia; es un símbolo de unidad y paz, reduce las tensiones entre individuos, grupos y comunidades, fomenta la igualdad de género, refuerza el papel que juega la juventud en el cambio social y promueve la innovación artística.
La resonancia que ha tenido el Día Internacional del Jazz se ha extendido a todo el mes de abril, punto de inicio de los grandes festivales del verano en el mundo entero. A mitad del verano se celebran festivales y conciertos en las ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, Chicago, San Francisco y Washington, DC., y en las principales de Europa.
La renovación
Pero la renovación del género jazzístico tiene ahora su garantía con la hornada de músicos y cantantes, algunos muy jóvenes que están en los escenarios para deleite del público. Dos mujeres de esa hornada son Cécile McClorin Salvant, norteamericana de origen haitiano, cantante y pianista, y Samara Joy, cantante tan fina que se la compara con Ella Fitzgerald.
Cécile, nacida en 1989, canta en inglés, francés, creole y español, ha ganado tres premios Grammy, por mejor álbum de jazz vocal (2016, 2018 y 2019); ganó el primer lugar en el Concurso Internacional Thelonious Monk en 2010. The New York Times la considera “la más fina cantante de jazz de la última década”.
Tuve el placer de conocerla en The Jazz Cruise saliendo de Fort Lauderdale hacia el Caribe en 2019. Como tenía referencias me le acerqué y me presenté llamándola por su nombre y apellidos en francés. Se sorprendió cuando le hablé de algunos compositores y músicos de Haití, como Kzeus, Mercerón, Ambroise y Widmaier, padre.
A la conversación se acercó su pianista y laureado como instrumentista, arreglista y compositor Sullivan Fortner (1986), pero yo no lo conocía y ocurrió un lapsus porque Cécile no lo presentó. Se le vio después en el gran auditórium del barco Celebrity al ofrecer su primer concierto. Fortner, de la escuela de New Orleans, ya era célebre cuando tocaba con el trompetista Roy Hargrove (2010-2017.
Zack Varner
Pese a su proverbial sencillez y destreza en el manejo del saxofón, Zack Varner es un joven músico promisorio para remontar hacia los grandes escenarios del jazz de Estados Unidos y quizás del mundo, aunque ha concentrado su trabajo en Austin, Texas, una de las ciudades vivibles del futuro y que está sostenida por el gusto musical de su población.
Cuando a Usher el joven cantante de la música popular le preguntaron en un programa de televisión si era una persona sencilla, su respuesta fue: “sencillo pero no tanto”. Copié esa respuesta y sabría que en algún momento cuando escribiera sobre Zack la recordaría. El saxofonista de que hablo está casado con mi sobrina Illia, cellista y profesora en Austin.
Zack es además de sencillo, muy humilde. Pese a esas cualidades que coinciden en su personalidad, tiene un excelente dominio del blues, del bebop y en su primer disco de estudio “Blue in the Nude”, una aproximación de calidad a la música brasileña. Zack toca el alto, el soprano y saxo tenor con aplomo, sin perder elegancia.
En “Blue in the Nude”, se descubre su crecimiento producto del estudio en las escuelas de música de Atlanta, Georgia, donde nació y la experiencia en Austin, lugar de su aprecio en los clubes de jazz. Puede acometer los american standars con genuina gracia y dominio, ahora que esa música antológica ha retornado.
En julio de 2018 lo pude ver en el auditorio de Casa de Teatro con su cuarteto a casa llena tocando los cortes de su disco y varias piezas clásicas del repertorio jazzístico. Ya había pasado, para mi sorpresa, por la velada dominical donde se presenta Bonyé en las ruinas de San Francisco. De alguna manera se las arregló para echarle manos al saxofón y tocar en un “jameo” con los músicos dominicanos.
En una entrevista que se le hizo en Jazz en Dominicana, Zack dijo: “mi esposa es dominicana. He visitado la República Dominicana varias veces y amo a su gente, la cultura, la comida y la música. Las playas también son hermosas. Como saxofonista me siento como en casa en un sentido musical en la República Dominicana, ya que el país tiene una larga historia y aprecio por el instrumento”.
De su formación contó que comenzó a tocar la guitarra a una edad muy temprana. Mi madre me dio clases de piano, canté en coros, toqué saxofón en la banda de la escuela secundaria. Hoy toco principalmente saxofón, clarinete, flauta, piano y guitarra.
“Sé por experiencia que la música le da tanto significado a la vida individual y colectivamente. Puede ser una herramienta poderosa para la expresión personal y comunitaria. Significa mucho para mí poder mostrar cómo funciona eso, y ayudar a personas a descubrir mejores formas de entenderse a sí mismas y a los demás a través del sonido”, dice Zack.
Zack afirma que puede tocar jazz, funk, rock, clásico, cualquier cosa y añade: “me gusta tocar todo siempre y cuando se haga bien. Prefiero tocar bien el hip hop que mal el jazz. Tuve muchas influencias. Para el jazz: Charlie Parker, Sonny Rollins, Dexter Gordon, Johnny Hodges, Cannonbal Aderley, Wayne Shorter, Joshua Redman, Miles Davis, Duke Ellington, John Coltrane, Charles Mingus, María Schneider”.
“Me encantan los grupos clásicos de funk y soul como James Brown, Maceo Parker, Earth Wind and Fire. Pasé por una fase pesada de Steely Dan durante algunos años. También amo a Debussy, Rachmaninoff, Back, los Beatles, Pink Floyd, Radiohead. Estoy loco por Tom Waits. Pasé muchos años escuchando bluegrass, folk y Grateful Dead. También me encantan los estilos de la música latina de baile como el merengue, la salsa y el jazz afrocubano. Particularmente amo a Eddie Palmiere”, anota Zack.