ENFOQUE
El futuro del trabajo
Hace unas semanas el robot Sophia fue tendencia en el país a raíz de sus comentarios sobre el desarrollo económico de la República Dominicana en los últimos cuarenta años y la circulación de un video editado que tergiversaba sus palabras. Luego de aclarada la discusión política, queda pendiente el debate verdaderamente importante, el relativo a los efectos que tendrán las tecnologías en la dinámica económica.
Aunque desde hace varios años hay robots que pueden realizar actividades manuales repetitivas como ensamblar o distribuir objetos, recientemente se ha desarrollado una inteligencia artificial que permite a las máquinas aprender y mejorar constantemente su desempeño. Un ejemplo es ChatGPT, programa abierto capaz de redactar textos que van desde correos electrónicos hasta tesis universitarias.
Ante tal nivel de avance, es preciso realizarnos las siguientes preguntas:
• ¿Podrán estas tecnologías sustituir personas humanas en sus lugares de trabajo, aumentando así el desempleo?
• ¿Qué políticas públicas deben adoptarse desde ya para prepararnos para enfrentar las amenazas y aprovechar las oportunidades que surgirán por el uso extendido de estas tecnologías?
Hace una década algunos economistas como Carl Frey y Michael Osborne estimaban que cerca de la mitad de los trabajadores estadounidenses podían perder su trabajo al ser reemplazados por tecnologías, pero estudios recientes han mostrado que solo 2 de cada 10 trabajadores podría ser completamente sustituidos por máquinas. Independientemente del pesimismo u optimismo de las estimaciones, hay un riesgo real de pérdida de empleo en ciertos sectores.
En ese sentido, diversas investigaciones muestran que algunas tareas tienen alta probabilidad de ser automatizadas usando robots o inteligencia artificial, sobre todo las que conllevan actividades manuales repetitivas y rutinarias. En consecuencia, los trabajadores de la industria de manufactura, zonas francas, agricultura, construcción y comercio son los que tienen mayor riesgo de ser reemplazados por máquinas.
Por el contrario, los trabajos basados en interacción humana y creatividad tienen baja probabilidad de ser automatizados, siendo esto una buena noticia para los empleados de turismo, salud, educación y artes.
También hay áreas que crearán una mayor cantidad de empleo como consecuencia de la adopción de nuevas tecnologías, tales como desarrollo de software, ciberseguridad y ciencias de datos.
Un estudio publicado por la universidad MIT sobre el futuro del trabajo concluye que si se realizan los cambios institucionales necesarios, no habría disyuntiva entre la protección del empleo y la adopción de cambios tecnológicos.
Por tanto, es nuestra responsabilidad discutir con tiempo las acciones que debemos realizar para evitar que una parte importante de los trabajadores dominicanos eventualmente pierdan su empleo al ser desplazados por robots o inteligencia artificial, y que, por el contrario, podamos como país aprovechar las oportunidades que presentan los avances tecnológicos.
Siguiendo con el informe del MIT sobre el futuro del trabajo, la primera y más importante recomendación planteada por los autores es mejorar la calidad y pertinencia del sistema educativo, puesto que las innovaciones tecnológicas requerirán que los trabajadores tengan una buena base fundacional (matemáticas y lecto-escritura), y al mismo tiempo un entrenamiento especializado.
En lo relativo al entrenamiento especializado, el estudio enfatiza la importancia de los centros de educación técnica superior, los cuales con 2 años de estudio en un área técnica permiten a sus egresados encontrar un buen trabajo. Esta recomendación es un reto para la República Dominicana, pues nuestro país está lleno de universidades y escaso de institutos técnico superior. Es curioso ver que en países desarrollados como Estados Unidos y Alemania cerca del 40% de sus estudiantes a nivel superior están en centros comunitarios, mientras que en República Dominicana este porcentaje es de apenas 3%.
Asimismo, el informe recomienda promover la inversión del sector privado en entrenamiento en el lugar de trabajo (capacitación in situ), ya que las empresas son las que mejor saben qué tipo de capacitación necesitan sus empleados para sacarle provecho a las nuevas tecnologías. Aplicar esta recomendación requeriría un mayor compromiso empresarial con el desarrollo del capital humano, el más importante activo de toda organización.
El estudio del MIT también resalta la necesidad de mejorar la información sobre el mercado laboral para que las personas puedan ver dónde tendrían mayor oportunidad de encontrar empleo y qué tipo de formación académica requieren.
Viendo estas recomendaciones, se evidencia la urgencia que tenemos en el país de retomar el tema del marco nacional de cualificaciones, cuyo proyecto de ley incluso llegó a ser aprobado en el Senado a mediados del año 2020, pero desafortunadamente en ese entonces no tuvo suficiente apoyo en la Cámara de Diputados.
En conclusión, más que temer a que los robots como Sophia o los programas como ChatGPT nos sustituyan en el ámbito laboral, debemos aprender a convivir con ellos y sacar provecho al aumento de productividad que puede traer la adopción de las innovaciones. Pero eso requerirá modificar y actualizar el esquema institucional educativo y laboral que tenemos actualmente, tarea que de alguno u otra forma nos corresponde a todos.