“El horror de los espejos”
Los espejos siempre han sido mágicos, con perdón de Borges, y el problema metafísico más acuciante es si somos nosotros quienes nos reflejamos en ellos o si es el otro proyectado quien se refleja en nosotros. Disquisiciones filosóficas aparte, la sociedad del consumo ha masificado los objetos sagrados -entre ellos los espejos- de tal suerte que los vemos cotidianos y ordinarios y olvidamos su función esencial. Las encuestas son otra forma de reflejar la realidad, así como los espejos, porque proyectan una imagen en un momento dado; la historia es otra forma de reflejarse en el tiempo, porque conociendo el pasado podremos vernos reflejados en el presente y, acaso, proyectar el futuro.
La “Fábrica de presidentes” está cerrada desde 2020, habrá que ver si abre de nuevo, solo el tiempo lo dirá. La línea de producción que estaba supuesta a trabajar ininterrumpidamente hasta 2044 está detenida, aunque eso es político y, por tanto, circunstancial; mucho me temo que la mayor preocupación sería el cierre definitivo de la misma, por su repercusión a nivel del sistema de partidos y la gobernabilidad democrática.
La estabilidad política nacional, responsable última de nuestro crecimiento económico sostenido en las últimas décadas, se fundamenta en la fortaleza de nuestro sistema de partidos, la alternancia del poder, la capacidad de concertar acuerdos y el sentido de pertenencia de clase que tienen nuestros políticos; en otros países de la región donde ya no se cuenta con eso, los resultados han sido funestos. Mal de otros es consuelo de tontos, de ahí que hay que procurar en mantener lo que se tiene y fortalecerlo.
El PLD en un momento no entendió eso. Quizás se creyeron el relato de “completar la obra de Juan Pablo Duarte y los Trinitarios” y en su ensimismamiento se visualizaron dirigiendo el país hasta el bicentenario de la república, pero previo a dividirse en la lucha fratricida más absurda de las últimas décadas, se dedicaron a desmontar las otras dos patas de la mesa del sistema de partidos -PRSC/PRD- de manera ejemplar; hoy, esos dos colosos de la política que dirigieron los destinos nacionales durante 34 años apenas son caricaturas electorales.
Frente al espejo implacable de la historia ahora se encuentra un partido cuestionado, deslegitimado, a la defensiva y en desbandada; roto el encantamiento que otorga el aura de infalibilidad, sólo le queda observar a aquellos partidos que un día se creyeron eternos y hoy no son nada, y así, quizás, aprender de ellos para que ese destino no sea su kármico reflejo.