Opinión

Oh, gratitud!

Es penoso que los ingratos se alimenten de su codicia, sin entender que en la vida todo tiene su tiempo y espacio. La ingratitud es el peor de los sentimientos del ser humano porque carece de la equidad a que todos queremos acceder, cuando esperamos un trato justo. Es la respuesta del incumplimiento que emerge luego de alcanzar posiciones que nunca podrán variar lo que verdadera y espiritualmente han sido. Es la manifestación de petulancia e indiferencia que se exhibe y los acompaña en sus acciones. La ingratitud de estos personajes los lleva a pensar que el poder es eterno, que los exonera de sus carencias y no llegan a comprender que el tiempo se disfraza de justicia y los persigue como sombra de su insensibilidad; de ahí la simulación para enmascarar de lo que siempre han adolecido, que no es más que la gratitud. Ortega y Gasset señaló que “el hombre es el y su circunstancia”, y una de esta es la embriaguez de poder con el cual nunca llenan el vacío de sus carencias espirituales. La mejor medicina es el tiempo y la justicia cuando se sumerjan en las aguas turbulentas del descredito, y las sabias palabras, que como un eco, chocarán en sus conciencias. Es oportuno recordar el concepto de la codicia, que reza: Un deseo inmoderado de riquezas es un veneno en la mente que contamina, destruyendo toda virtud, honestidad y paz interior.

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