Había una vez
Había una vez, cuando la publicidad en nuestro país solo tenía como vehículo único los medios tradicionales, es decir radio, prensa, televisión y exteriores, que identificar a los autores de las campañas publicitarias no era difícil porque todo el mundo conocía las carteras de clientes de las agencias.
Todos nos conocíamos entre sí.
Para dicha época también existía la práctica de colocar al pie de los avisos de prensa el logo de las agencias y eso ayudaba a identificar su autoría.
Esta práctica, que no recuerdo de donde surgió y quien la puso de moda en el país, no solo servía para promover a las agencias, también permitía identificar a los creativos y diseñadores de las mismas.
Ello provocó que muchos creativos y diseñadores se hicieran famosos y que entre las agencias se disputaran los talentos de manera agresiva.
Existía una verdadera guerra porque había una gran escasez de buenos recursos humanos especializados en la materia y las agencias los apreciaban porque era una herramienta cualitativa que marcaba y marca la diferencia.
Eso no sucede hoy, ya que el talento anda como verdolaga y la formación de muchos novatos supera a muchos veteranos de aquella época.
La plena liberaralización del oficio ha garantizado una diversidad cualitativamente formada para un desempeño magnífico.
Asistimos a una era de excelentes profesionales con escuela y talento que le ponen un sello cada vez más digno a la profesión.