“Horacio, o que entre el mar”
La lucha contra la corrupción fue una de las ofertas electorales de Abinader y su concreción partía de la escogencia de un ministerio público independiente -una de sus principales banderas-, pese a la desaprobación de muchos correligionarios que no comulgaban con la idea de no dirigir la acción pública.
Decir que el presidente controla el ministerio público es risible. Si así fuera, Macarrulla todavía fuera ministro de la presidencia, pues con una llamada se habría resuelto… y no fue así; o la querella penal en el caso EDEs -interpuesta en junio de 2021- ya estuviera en fondo y aún duerme un sueño de 21 meses. No, los hechos permiten conjeturar que el ministerio público tiene su agenda y la ejecuta libremente.
La fascinación por los nombres marinos me desconcierta: Pulpo, Coral, Medusa, Calamar; necesitaríamos un psiquiatra para llegar a la razón última, pero parecería que se limpia el estanque del acuario en busca de algo más grande y descompuesto… el tiempo dirá.
Poniendo por encima de todo la presunción de inocencia que le asiste a cada ciudadano, piedra angular del Estado de derecho, el debido proceso debe salvaguardarse. Sigo sin entender la predilección por la prisión preventiva como medida de coerción ordinaria cuando debería ser, esencialmente, extraordinaria; como tampoco entiendo los aparatajes y despliegues a deshoras contra ciudadanos que han hecho presencia en cada citación, etc.
En los tribunales deberá demostrarse la acusación del ministerio público y su teoría del caso -no en las calles- pero desde el punto de vista político, en función de los encartados en el caso Calamar, estamos en el punto de no retorno. Hablamos del círculo de hierro de un expresidente, de gente suya, de su entorno político.
A los imputados les corresponderá defenderse en justicia y el PLD, como partido, deberá hacerlo de la forma que considere apropiada, pero la inacción no podrá ser su opción. Rotos los últimos diques de la conchupancia y las complicidades inter-partidarias cruzadas, la radicalización será la opción lógica; ya no se trata de mantener una imagen/marca, se trata de la supervivencia política de todo un colectivo y, en ese escenario, todo es incierto.
El accionar del ministerio público independiente ha hecho añicos los viejos arreglos políticos, los que sostenían el mecanismo de gobernabilidad y estabilidad sobre la base de la redistribución por otros medios. Desatada la tormenta es difícil responder ¿dónde caerá el próximo rayo?, ¿dónde estaremos en diez años? En la región hay muchos espejos en los cuales reflejarnos.
Horacio está muerto y el mar entró en 1930 y volvió a entrar esta semana, pero aún no podemos vislumbrar con claridad el futuro, ese al que tanto le tememos.