Un dolor que sana
Cuando meditamos en el misterio de la pasión de Jesús entonces comprendemos con la mente y el corazón que verdaderamente, como dice el profeta Isaías: “Él soportó el castigo que nos trae la paz, y por sus llagas hemos sido sanados”.
El dolor de Dios que sufre en la cruz por todos los hombres y mujeres es que nos trae la paz, la salud y la salvación. Esto nos lleva a la reflexión de que el dolor, el sacrificio y los esfuerzos diarios son los que pueden traernos los grandes beneficios que necesitamos para nuestras vidas. Bien lo dice nuestro pueblo cuando afirma: “Lo que tiene valor, siempre cuesta”.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.