Opinión

Niños acosados

Ruddy L. GonzálezSanto Domingo

La estadística asusta: 53% de los adolescentes de República Dominicana tiene acceso a contenido sexual en línea y un 41% acepta o agrega desconocidos en sus redes sociales.

Estas cifras, de UNICEF y publicadas esta semana por el diario El Caribe, afianzan mi preocupación –pública, aunque a algunos no les gusta- de cómo muchos hacen un uso maligno, desmedido, perverso e irresponsable de las redes sociales, provocando más perjuicios que beneficios.

Al uso de las redes para difundir mentiras, injurias, acusaciones falsas para ganar vistos, extorsionar, chantajear, que pretenden destruir honras y reputaciones, se unen estas perversidades contra nuestros niños, adolescentes, jóvenes exponiéndolos a los peligros que genera la incitación al sexo desenfrenado, a la pornografía, las drogas, la violación, la degeneración y hasta la muerte.

Los padres son grandes responsables de colocar a los muchachos en esta línea de peligro. Les compran tabletas, celulares, les dan acceso a las computadoras para ‘mantenerlos entretenidos’ en una acción irresponsable. El caso Esmeralda –hace unas semanas en Higuey- deja una estela de nubarrones -sin que se haya hecho una reconstrucción definida de los hechos- que detallan un evidente descontrol de todos los escenarios que se ubica el mortal episodio: el hogar, la escuela, las redes. La profesora Francisca de la Cruz, directora de Orientación y Psicología del Ministerio de Educación, me contaba de la alarma que hay entre las autoridades y los esfuerzos que se hacen por controlar la situación en las aulas. Entonces, concluyo, que si en el tema de las redes el hogar falla y la escuela ayuda poco, nuestros muchachos están ‘a su suerte’ y en manos de los desalmados.

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