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Creciente presión en la caldera política

El año que trascurre, como todos los años preelectorales, aumenta la presión en la caldera política dominicana, conforme puede deducirse de la diversidad de hechos que vienen sucediéndose desde su comienzo. Los partidos de oposición, como es natural, arrecian su marcha e implementan toda suerte de estrategias que les permitan volver a acceder el poder; y el partido de gobierno, por su lado, otea de manera persistente en la búsqueda de frenos a tales estrategias, al tiempo que implementa las suyas propias orientadas a mantenerse en la preferencia del electorado. La población, por su parte, se mantiene expectante y, como siempre, unos aprueban las acciones del gobierno mientras otros esperan con ansias que venga mayo de 2024 para darle lo que han llegado a llamar “un voto de castigo”.

Todo lo anterior puede palparse en los acontecimientos de los últimos días. Por un lado, está el llamado a un “gran pacto nación” para elaborar estrategias de conjunto en torno a la crisis haitiana hecho por el presidente Abinader, al que no se ha integrado la principal fuerza política del país que, sin duda, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Asimismo, el gobierno ha apurado un consenso en el seno del Comité Nacional de Salarios habiendo logrado que, del 35% al que aspiraba el sector laboral, se pactara un 19% de aumento salarial a los trabajadores del sector privado. A eso podrían sumarse infinidad de acciones que a diario realiza el gobierno para no ser desalojado de la México.

Como correlato de lo anterior, el Partido de la Liberación Dominicana se activa a diario a partir de recorridos por todo el país. Y no puede negarse que los actos que realiza son masivos y que su candidato, Abel Martínez Durán mantiene una presencia de apreciable impacto en las redes mediante “cortos” publicitarios de segmentos de sus discursos en los que resalta su capacidad gestora y hace hincapié en los aspectos de la política gubernamental que estima erróneos, mismos que ofrece reconducir si es favorecido con el voto de la mayoría. También vemos una Fuerza del Pueblo crítica que ha escogido la estrategia de desacreditar el discurso del presidente el pasado 27 de febrero.

Los dados han sido lanzados sobre la mesa y, como siempre, su caída y la posición en que queden las definirá el pueblo, cuya voz, según el aforismo Augusto, es la voz de Dios.

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