Opinión

El genio femenino

P. José Pastor RamírezSanto Domingo

El Papa Juan Pablo II fue quien empleó por primera vez la expresión “genio femenino” en la carta Mulieris dignitatem. Este consiste en el conjunto de dones específicamente femeninos: comprensión, objetividad de juicio y compasión. El “genio femenino” es necesario en todas las expresiones de la vida social. Por ello, se ha de garantizar su presencia también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes; tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales”. Del mismo modo, María es la mujer que encarna perfectamente el “genio femenino”.

También, el Papa Pío XII afirmó que la mujer era imagen de Dios y no sólo compañera (socia) del hombre. Por su parte, el Sumo pontífice Juan XXIII, igualmente, hizo un aporte significativo al hacer notar la incorporación de la mujer al ámbito público como signo de los tiempos.

Es claro que, Dios no quiere estructuras que generen dominación del varón y sumisión de la mujer. Con esta posición, Jesús está anulando de raíz el fundamento del patriarcado. Todo aquello que niegue esa “igualdad”, niega el designio de Dios, y, por tanto, forma parte del pecado; un pecado estructural. En esta perspectiva, es necesario revisar modelos negativos de mujer que se promueven también entre los cristianos: mujer-objeto, mujer relegada a tareas de esposa y de madre, mujer inferior al varón; revisar comportamientos, hábitos y costumbres que perpetúan el dominio del varón sobre la mujer; revisar visiones unilaterales y falsas de la mujer y de lo femenino. Como, por ejemplo, el feminismo: el Papa Francisco advierte sobre el riesgo de convertirse en “un machismo con faldas”.

Lo más decisivo es ir logrando que la mujer vaya teniendo en todos los órdenes (familiar, cultural, laboral, social, jurídico o religioso) el lugar que le corresponde, en el mismo plano de igualdad y dignidad personal que el varón; sin sufrir, en razón de su sexo, discriminación o exclusión alguna en sus derechos.

Verbigracia, las mujeres liberadas por Jesús prestan un servicio de diaconía en la comunidad. Es la mujer quien consigue de Jesús su primer milagro; es la mujer quien habla de Jesús a los samaritanos; es ella quien le lava los pies, incluso antes de que Jesús lave los de los apóstoles.

Es la mujer quien está al pie de la cruz; es también ella quien descubre el sepulcro vacío; y es ella la primera en encontrar al Resucitado; es ella quien anuncia a los apóstoles la resurrección. Estos hechos de mujeres no son sólo historias del Evangelio que muestran la vida de Jesús, sino acciones de servicio que expresan la pertenencia de la mujer a la comunidad cristiana primitiva.

El Papa san Juan Pablo II agradece a la mujer-madre, a la mujer-esposa, a la mujer-trabajadora, a la mujer-política, a la mujer-consagrada; por la condición propia de su femineidad, que enriquece la comprensión del mundo y contribuye a la plena verdad de las relaciones humanas. Me sumo a la gratitud del Papa sobre la mujer. ¡Feliz día de la mujer!

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