Opinión

La rehabilitación del suroeste

Juan Guiliani CurySanto Domingo

El presidente ha visitado el sur del país en un gran número de ocasiones. Al asumir de la jefatura del Estado, Luis Abinader se dirigió a Pedernales una de las provincias más olvidadas del país.

La visita tuvo el motivo de anunciar importantes obras en esa demarcación suroestana dentro del innovador esquema de inversiones público-privado. El mismo conlleva un macroproyecto de inversión de la zona en materia de infraestructura y del aprovechamiento de las condiciones de bellezas naturales del entorno y sus paradisiacas playas y montañas.

La inversión que estima el Estado en un periodo de 10 años es de unos $2500 millones de dólares aproximadamente entre inversiones públicas y privadas. La oficina de los proyectos públicos y privado hizo un anuncio reciente de que licitarían proyectos por un valor de $577 millones de dólares en Pedernales. Como hemos dicho anteriormente, en sus visitas a al suroeste el jefe del Estado ha puesto en marcha la construcción de un puerto para cruceros, dos hoteles de licencia internacional y mejoramiento de las infraestructuras sanitarias, la remodelación del aeropuerto que antes perteneció a la compañía Alcoa Exploration Company, que extraía bauxita, acueductos y carreteras de acceso, como centros para la recreación cultural y deportiva.

Pedernales tiene un gran futuro igual que los pueblos del suroeste. En Barahona, el mandatario encabezó obras de las playas de los Patos, el Quemadito una vía de acceso terrestre a la playa de la Saladilla, esta última a un costo de casi 50 millones de pesos. Las visitas del primer mandatario a la zona revisten mucho interés por la atención que el Gobierno está poniendo a las provincias del suroeste, la de mayor pobreza y subdesarrollo a pesar de que la zona cuenta con importantes recursos naturales, parcialmente explotados o inexplotados.

La estrategia gubernamental apunta a que, en los próximos años, el suroeste se convierta en un polo turístico de importancia para el turismo nacional y extranjero. Algo importante de ponerle atención es a los actos de vandalismo que azotan la zona y que constituyen preocupación de amplios sectores de la sociedad civil y de las iglesias, y es el hecho de detener de una vez y por todas las invasiones de terrenos privados a todo lo largo del trayecto Barahona-Enriquillo-Pedernales-Bahía de las Águilas.

Todos sabemos que, en esos asuntos, la justicia es lenta y parsimoniosa, y la acción enérgica del Estado, que es la única esperanza que tenemos, en advertir a los invasores que deben abandonar los terrenos privados usurpados ilegalmente. Respaldemos las acciones del gobierno y del sector privado en pro del desarrollo de la Región Suroeste, que es el desarrollo de todos.

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