La rehabilitación del suroeste
El presidente ha visitado el sur del país en un gran número de ocasiones. Al asumir de la jefatura del Estado, Luis Abinader se dirigió a Pedernales una de las provincias más olvidadas del país.
La visita tuvo el motivo de anunciar importantes obras en esa demarcación suroestana dentro del innovador esquema de inversiones público-privado. El mismo conlleva un macroproyecto de inversión de la zona en materia de infraestructura y del aprovechamiento de las condiciones de bellezas naturales del entorno y sus paradisiacas playas y montañas.
La inversión que estima el Estado en un periodo de 10 años es de unos $2500 millones de dólares aproximadamente entre inversiones públicas y privadas. La oficina de los proyectos públicos y privado hizo un anuncio reciente de que licitarían proyectos por un valor de $577 millones de dólares en Pedernales. Como hemos dicho anteriormente, en sus visitas a al suroeste el jefe del Estado ha puesto en marcha la construcción de un puerto para cruceros, dos hoteles de licencia internacional y mejoramiento de las infraestructuras sanitarias, la remodelación del aeropuerto que antes perteneció a la compañía Alcoa Exploration Company, que extraía bauxita, acueductos y carreteras de acceso, como centros para la recreación cultural y deportiva.
Pedernales tiene un gran futuro igual que los pueblos del suroeste. En Barahona, el mandatario encabezó obras de las playas de los Patos, el Quemadito una vía de acceso terrestre a la playa de la Saladilla, esta última a un costo de casi 50 millones de pesos. Las visitas del primer mandatario a la zona revisten mucho interés por la atención que el Gobierno está poniendo a las provincias del suroeste, la de mayor pobreza y subdesarrollo a pesar de que la zona cuenta con importantes recursos naturales, parcialmente explotados o inexplotados.
La estrategia gubernamental apunta a que, en los próximos años, el suroeste se convierta en un polo turístico de importancia para el turismo nacional y extranjero. Algo importante de ponerle atención es a los actos de vandalismo que azotan la zona y que constituyen preocupación de amplios sectores de la sociedad civil y de las iglesias, y es el hecho de detener de una vez y por todas las invasiones de terrenos privados a todo lo largo del trayecto Barahona-Enriquillo-Pedernales-Bahía de las Águilas.
Todos sabemos que, en esos asuntos, la justicia es lenta y parsimoniosa, y la acción enérgica del Estado, que es la única esperanza que tenemos, en advertir a los invasores que deben abandonar los terrenos privados usurpados ilegalmente. Respaldemos las acciones del gobierno y del sector privado en pro del desarrollo de la Región Suroeste, que es el desarrollo de todos.