Opinión

Embajador de USA en RD, ¿pa’ cuando?

Cristhian JimenezSanto Domingo

La subsecretaria Adjunta para Asuntos del Caribe y Haití, Barbara A. Feinstein entiende una prioridad la designación de un embajador de los Estados Unidos en República Dominicana, criterio que ignora o no parece importar a la Casa Blanca, a tres años de la asunción del presidente Joe Biden.

La diplomática hizo el señalamiento al responder preguntas, luego de una exposición en un salón de la Casa Blanca sobre la importancia de las relaciones entre los dos países ante una comisión de diputados que encabezó el presidente Alfredo Pacheco, figuras destacadas de la diáspora dominicana, la embajadora Sonia Guzmán y el cónsul en Nueva York, Eligio Jáquez. Intervinieron otros funcionarios del gobierno norteamericano como las dos subsecretarias de origen dominicano Elizabeth de León, de Vivienda, y Alejandra Castillo, de Comercio. Además, el congresista Adriano Espaillat, organizador del encuentro y de Dominicanos en el Capitolio.

Feinstein, que ha desempeñado varios puestos de liderazgo para región en USAID, dijo que ha expresado al Departamento de Estado y a la Casa Blanca que es una prioridad el nombramiento del representante diplomático en la República Dominicana. Hizo una broma sobre la incomprensión de estos procesos y no se arriesgó a otras opiniones.

Los asuntos diplomáticos de los Estados Unidos en la República Dominicana han sido asumidos por Robert Thomas, encargado de Negocios, luego de la salida de Robin Bernstein el 20 de enero del 2021 al concluir el mandato de Trump.

Para colmo, Thomas anunció que finaliza sus funciones en marzo próximo, sin que se conozca hasta la fecha su sucesor. Asumiría su segundo a bordo, por lo que la representación caería en una tercera categoría.

En la actualidad no existen nominados para el cargo de parte de la Casa Blanca. El más reciente fue Calvin Smyre , en setiembre del 2021, pero ocho meses después, Biden optó por postularlo como “embajador extraordinario y plenipotenciario en la mancomunidad de Las Bahamas”. El excongresista fue reiterado en enero último junto a decenas de otros nominados, sin que se mencionara a República Dominicana.

El establecimiento de relaciones diplomáticas con China, positivo ejercicio de soberanía del gobierno anterior, podría ser parte del desencuentro, aunque la administración Abinader se alineó desde el principio con Estados Unidos. Estableció que República Dominicana tenía lazos y una relación especial con Estados Unidos por lo que los chinos no podrían invertir en áreas estratégicas como puertos, aeropuertos y telecomunicaciones. El salvavidas chino de vacunas posteriormente generó elogios para los asiáticos.

El “tema” haitiano ha ahondado las diferencias pese a los piropos y poses diplomáticas y provocado que el gobierno dominicano sea frontal en escenarios locales e internacionales, con amplio apoyo nacional. “No hay solución dominicana a la crisis de Haití” y “continuarán las deportaciones de indocumentados”, ha insistido Abinader.

Y los norteamericanos han aumentado la presión para que República Dominicana ofrezca protección a vulnerables incluidos haitianos y sus descendientes y modifique su legislación sobre trata de personas conforme a estándares internacionales.

El Poder Ejecutivo ha enviado al congreso nacional un proyecto sobre trata de personas, explotación y tráfico ilícito de migrantes que luce conforme a los reclamos estadounidenses y que grosso modo está contenido en la Declaración de los Ángeles que República Dominicana rehusó firmar.

La propuesta ha desatado un avispero y hay quienes afirman que sería la disolución de la nación, mientras el ACNUR anuncia una campaña para la protección de los refugiados en el país.

La campaña electoral está forzosamente abierta, un presidente intentará una vez más la reelección, mientras el danilismo espera un vengativo telefonazo.

Olvidémonos de embajador gringo por estos tiempos…

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